lunes, 7 de abril de 2025

Mariposas


Suena la flauta dulce rasgando con sus acordes el silencio que dejaste atrás, anunciando ahora que las mariposas amarillas han vuelto a Macondo para adueñarse de sus caminos, sus recovecos, sus árboles y arbustos en flor, los hogares y el humo de leña. De vuelo inadvertido o sencillamente molestas, resultan extrañas para aquellos que no entienden bajo qué leyes se sirven del aire ni de dónde partieron ni a qué han venido, ni si volverán, salvo a gemir por un tiempo que no podrá sustituir al antiguo, ni será capaz de anular la condena a cien años de soledad que dictó un ser ruin y envidioso que ni te conocía ni nos conoce a nosotros.

Ciento veinte días. Ciento veinte notas agudas...

Ciento veinte razones para echarte de menos cada mañana o atardecer, cuando todavía siento que puedo contarte algo y me vas a contestar, que podemos seguir hablando. Ciento veinte excusas para ocultarme de ese ruido que no me gusta y del que sabías tanto. Ciento veinte puntos y coma, ciento veinte puntos y seguido. Ciento veinte saltos de párrafo y ciento veinte vidas que me habría gustado apurar contigo como quien bebe lento el último sorbito de un Jack Daniels.

7 de abril, cumpleaños de mi hermana pequeña. Cuatro meses ya. Te extraño, menos rabioso que antes, envidioso acaso. Han vuelto las mariposas de Gabo y apetece saludarlas contigo, escuchando con una miajita de esperanza esa flauta dulce que hiere la piel y la renueva después, una y otra vez.

Te quiero...

No hay comentarios: