Si yo fuese alguien a tener en cuenta o una voz autorizada, un suponer, os recomendaría encarecidamente que dierais la espalda a eso de que Pérez, Lawson y Tsunoda, son abordables con la misma vara de medir, y, por supuesto, que los tres son equiparables pues han fracasado con el segundo monoplaza de Milton Keynes, que parece ser el hecho empírico en el que se sustenta la majadería.
Con todo el respeto del que soy capaz ahora mismo, que es bastante, comenzaré por decir que el neozelandés y el japonés no llegan a la suela de los zapatos a Checo. Los dos son piolines con un futuro más o menos prometedor por delante, pero el de Guadalajara es simplemente otra cosa, más adulta, más brava y con muchísima más experiencia a cuestas, también con más aristas.
¿Hay que seguir moliendo a palos al mexicano? Bueno, comprendo esta perspectiva ramplona, de evidente cuño anglosajón, aunque no la comparta, principalmente porque no hay mucho que comparar entre un piloto al que tuvieron que aniquilar a lo grueso para que dejara libre su asiento, y dos chavalines que forman parte de la estructura y cultura de Milton Keynes, a los que el RB21 les ha pillado como un toro (demasiado) salvaje para aguantar más de unos pocos segundos sobre sus lomos durante un rodeo.
No hay mucho que comparar, repito, aunque debería decir que no hay nada, nada, ni siquiera cuando se está tratando de trazar una fea línea que apunta a que Sergio, Liam y Yuki, son, en la práctica, tres conductores que comparten un mismo estatus y pueden ser valorados bajo una idéntica perspectiva.
Hablamos de dos monoplazas, vaya por delante, el RB20 de 2024 y el RB21 de 2025, vehículos en cuyo desarrollo intervino nuestro protagonista más que Verstappen —imagino que vienen de esta misma raíz el cariñoso recordatorio que ha hecho hoy Max de su antiguo compañero ante micrófonos y cámaras, y la oferta del mesoamericano a Tsunoda, por si podía servirle de algo en su estreno en Suzuka con la oficial—; dos ámbitos de trabajo radicalmente diferentes, dos teóricas y dos empíricas distintas.
Termino, pues no son horas. Lo único que está demostrando Red Bull en estos momentos es que a Herr Doktor ya es hora de enseñarle la puerta.
El austriaco jodió la temporada pasada aceptando que había algo de razón en que Domenicali sugiriera a RBR perder 20 o 25 segundos por carrera [Christian Horner admite una solicitud inesperada a Red Bull F1 por parte de Stefano Domenicali], pensó que Checo podía ser sacrificado porque tenía en recámara a una promesa del hemisferio sur, y, al final, ni el chiquillo de Eddie, ni el apadrinado de Honda, han conseguido que olvidemos a Sergio, quien a estas alturas del campeonato 2024, hace nada, sumaba 46 puntos con tres pruebas disputadas, mientras que Lawson y Tsunoda no han puntuado con Red Bull.
No hay nada que reprocharle al destino, pero si el culpable del desatino tiene nombre y apellidos, no sé qué coño hacemos buscando tres pies al gato estableciendo comparaciones a cuál más idiota.
Y eso, que os leo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario