miércoles, 9 de abril de 2025

Compadre Norris


Compadre Norris suma tres problemas gordos en la actualidad, uno va en el interior del habitáculo del Red Bull número 1, otro es su compañero en McLaren, y el último está dentro de su cabeza aunque no podamos hablar abiertamente del asunto, pues el año pasado se nos recomendó que no insistiésemos demasiado sobre su posible fragilidad mental durante los momentos decisivos.

Respeto lo suficiente a Lando como para dejar que compadreen con él aquellos que dicen conocerle mejor porque una vez se hicieron un selfie a su lado, rozaron su hombro o compartieron cuarto de baño durante una urgencia, y son capaces de señalar, investidos de un paternalismo arrogante e infinito, qué le conviene o debe evitar, o debemos evitar nosotros, ya que estamos. Además, idolatro a su madre [¡Mi niño!], si es que esto sirve de algo como credencial.

A ver, rodeas de algodones a un Sebastian Vettel y ya vimos las consecuencias: a una vuelta, atroz como un tiro, implacable con coche dominante y la FIA tendiéndole alfombra roja en carrera, pero bajo los rigores del invierno, prácticamente uno más. Con Lewis Hamilton todavía estamos sufriendo esa extraña conjunción entre algodón, abundante pomada para el culete y un piloto, que, si hubiese sufrido más en su carrera profesional, sería realmente el GOAT ese que dicen...

El ejemplo aquí es Michael Schumacher, si me permitís abordarlo así: un tipo duro, astuto, rastrero, hijoputesco cuando la ocasión lo requería, o, sencillamente, cuando se le ponía en la punta del pincel, pero así y todo, el mejor de su generación porque no tuvo rival desde la retirada de Mika y hasta que llegaron Kimi y Fernando, y un tal Juancho Montoya, que le puso los puntos sobre las íes pisando asfalto, como se los puso Pedro de La Rosa en aquel Hungaro 2006 que recordamos unos pocos. 

Al Kaiser había que enfrentarlo, perderle el miedo, para que la mitad de su magia se fuera al garete y sólo quedara el conductor excelentísimo que siempre fue, incluso con sus abundantes marranadas. 

Compadre Norris todavía no ha entendido este sencillo diagrama. Ni es líder ni deja que Piastri lo sea. Adulado por la prensa palanganera inglesa, que, a falta de un Lewis en auténtico estado de forma, ha apostado por él como salida B, interpreta, sin saberlo, el papel de un teniente graduado en West Point al que los deberes se los hace un sargento mayor, chusquero y australiano, para más señas.

Después del rifirrafe entre Verstappen y Compadre Norris tras cambiar ruedas, este último sencillamente desapareció de escena, roto mentalmente. A Piastri lo aguantó el muro de McLaren para salvar un 2-3 que, en la práctica, no sirvió de absolutamente nada, aunque certificó que los tres problemas de los que hablábamos al inicio, se han convertido en uno mayor porque Lando no llega donde apunta Oscar y a éste no le dejan por no se sabe bien qué imperativo.

Os leo.

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