Sin apenas recuperar el resuello niponita hemos puesto proa a Bahrein, y aunque antes hablaba de ello —creo que llevo desde la pandemia sin mencionarlo en entrada aparte—, me parece útil recordar que estamos aún en «entrenamientos de pretemporada» porque los oficiales dan para tan poquito y hay tanto que probar, que se hace imperativo que transcurran algunas carreras mientras las cosas de cada equipo van encajando, independientemente del resultado final de las exploraciones y la implementación de novedades.
Una de las razones que me ha llevado a tomarme 2025 de manera tontorrona y enamoradiza, ha sido, precisamente, que Sakhir y Montmeló aparecen en el cuarto y nono puesto del calendario, así, como quien no quiere la cosa, como pretendiendo que pase desapercibida la distribución de dos paradas, casi obligatorias, que ayudarán a entender mejor si se ha avanzado o retrocedido sobre las estimaciones preliminares.
El español y el bareiní son dos trazados que plantean un buen equilibrio entre zonas viradas y rectas, entre agarre mecánico y aerodinámico, cada uno dotado de sus propias características, evidentemente, de suyo han sido sedes de las pruebas de pretemporada, lo que nos permite aventurar que la reasignación de lugares aplicada este año puede ayudar a mejorar el veraneo del campeonato, y a que, ya en otoño, no se noten tanto los males y desigualdades que siguen aquejando a nuestra parrilla.
Os leo.
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