miércoles, 20 de julio de 2022

Hill sobre un T90

Veinte días antes de la primera victoria de Ford en Le Mans [Ford vs. Ford, 1966 (#24LeMans 34)], Graham Hill se coronaba vencedor en la Indy 500 por delante de Jim Clark, o al lado, o por detrás, pues aunque existe consenso sobre su triunfo sigue abierto el debate al respecto de cómo lo consiguió.

Descuidad, no voy a tratar de meter la uña en una de las historias más locas que afectan a la carrera norteamericana, básicamente por falta de tiempo, pero sí quiero recalcar que el de Hampstead pudo beber la botellita de leche en su primera participación en las 500 Millas de Indianápolis —Jackie Stewart fue nombrado «mejor novato» a pesar de abandonar a pocas vueltas del final—, gracias a conducir uno de los tres monoplazas inscritos por el magnate petrolero John Mecom (Mecon Racing Team), que disponían de chasis Lola T90 y estaban preparados para la ocasión por George Bignotti y su garage.

El T90 era un vehículo diseñado a la manera Lotus 38 [El 38 y su relato]: monocasco de aluminio con carrocería de fibra de vidrio, propulsado por motor atmosférico trasero, un Ford V8 a 90º de 32 válvulas (4 por cilindro), que arrojaba unos 320 caballos de potencia...

Este dato sí es relevante, porque entre los que conocen que Hill venció en la Indy 500 de 1966 hay quien sigue creyendo que consiguió su hazaña sobre un Lotus, cuando, como estamos contando, no fue así.

Os leo.

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