Drama arriba, drama abajo, muchas veces se nos olvida que Ferrari no está sola en esto de vivir calvarios, y creo honestamente que el visitado rápido que estamos a punto de concluir plasma claramente lo que suele ser, de un tiempo a esta parte, el primer año de convivencia con un nuevo Reglamento en el que no ha habido tiempo para entrenamientos decentes ni otras mandangas necesarias, porque el negocio está caro y hay que ahorrar en el chocolate del loro. Un viacrucis, vamos.
Sea como fuere, el F1-75 se mantiene en buena forma con respecto a hace unos meses [#Unboxing (Ferrari)], y sólo las gañanadas de la tropa que dirige Mattia Binotto ha lastimado sus opciones, con especial énfasis en Charles Leclerc, al que parece que le ha aojado un tuerto —no os precipitéis intentando divisar aludidos.
Os leo.
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