jueves, 21 de julio de 2022

Cuentos morales

Algo de bueno tenía que acarrear llevar aquí tantos años. Ves la vida pasar, sientes algo de vértigo a veces, en otras directamente pánico, pero acabas descubriendo que no miras tus cicatrices por las heridas que te hicieron sino como condecoraciones que alegran tu cuerpo.

Estamos asistiendo al enésimo golpe de estado a nuestro deporte y nadie dice nada. Las medidas que impone la FIA a partir del Gran Premio de Bélgica son las mismas que podía haber adoptado Mercedes AMG para ahorrarnos los fingimientos de Lewis Hamilton, los estribos en las palabras de Sid Watkins y las monsergas del tipo que se cargó a Michael Masi, total para nada. Lo malo del asunto es que las soluciones para hacer del W13 un monoplaza algo menos peor de lo que ha venido siendo, se van a aplicar a toda la parrilla por los santos cojones de Brackley, incluso a las escuderías que han hecho bien su trabajo y no han precisado que la Federación venga a salvarles los huevos por el bien del espectáculo, of course!

Lo que venía siendo bueno de 2014 a esta parte ahora es malo para el show. Hamilton puede hacerlo, ¡claro que sí, guapi!, y al tontolaba de la foto de entradilla habrá todavía quien lo llame racer y le lama las botas con la lengua porque resulta indispensable para la estabilidad del negocio...

Os leo.

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