Al igual que comentábamos ayer con Williams [Más «cornás» da el hambre (Williams)], en el caso de la de Gene Haas también teníamos el guión hecho a primeros de año. Temporada de fin de ciclo, nueva normativa en el horizonte, escasa tesorería, los Hermanos Macana en los autos, Steiner al frente del cotarro, etcétera. No, tampoco resultaba complicado imaginar por dónde iban a ir los tiros en 2020 [Pollo sin cabeza Haas].
Decíamos entonces que la anglo-norteamericana seguía aquí para hacer bulto y, bueno, así ha sido aunque en el fondo de la parrilla, concretamente, repitiendo puesto de penúltima.
A finales de mayo no se apreciaban cambios de rumbo ni de actitud y ya se percibía que con Magnussen y Grosjean, a lo sumo la cosa podía empeorar, nunca mejorar. «Tirar de improvisación no es mal método en según qué casos, pero Steiner cree que es la regla a seguir y aquí poco podemos hacer. En el peor escenario considero que puede superar a Williams de nuevo porque la de Grove (intuyo) se lo va a tomar con mucha filosofía, pero superar a Alfa Romeo va a exigir algo más de trabajo. En el mejor de los planteamientos... bueno, Haas es claramente candidata a firmar el segundo puesto por detrás este año y el siguiente» [F1 Returns (Haas)].
Pero lo inevitable ha sucedido a final de temporada —entendiendo «inevitable» como ese paquete de decisiones que debían haberse tomado mucho antes—. Romain y Kevin han sido relevados de sus respectivos puestos para la campaña que viene, aunque por dos pilotos bisoños. Mazepin trae pasta y está en la onda de lo peorcito de los Macana, pero Schumacher ha traído consigo el cariño de Ferrari. Simone Resta y, por lo que he leído, capital humano e ingenieril proveniente de la rossa. Y sí, parece que sobra el bueno de Guenther en la ecuación, pero, con vuestro permiso, hablaremos de todo esto en semanas próximas ya que Haas va a seguir proporcionándonos alpiste.
Os leo.
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