miércoles, 9 de diciembre de 2020

Yo vi ganar a Pérez

Somos seres profundamente emocionales. Hoy es complicado encontrar alguien a quien no le convenza Checo y haya sabido apreciar desde siempre sus enormes cualidades, a pesar de que las redes estén plagadas de peros y negaciones de pan y sal para el mexicano, y muchos de los que le alaban hoy llegaron a llamarle sobrevalorado no hace tanto, desde sus planillas y altavoces, of course!

También somos unos jetas descomunales, para qué engañarnos, aunque a estas alturas de la película importe poco. Sergio ha vencido en Sakhir y ha convencido de golpe, haciendo buena aquella frase de Mike Hailwood que, estúpidamente, siempre he atribuido a Ayrton Senna: «vales lo que tu última carrera». Desconozco si el paulista también la pronunció, dato que tampoco tiene mucha relevancia, porque lo clave aquí es que Pérez ha puesto las cosas muy difíciles a sus detractores de anteayer. 

2020 está sabiendo a gloria bendita en cuanto al de Guadalajara. 

Lo escribí hace no mucho: ha bastado que las cosas se le torcieran en lo profesional para que haya sacado lo mejor de sí mismo, pero esta vez no en destellos sino a fogonazos, quizá porque la rabia también cuenta y sólo así resulta posible alcanzar lo más alto del podio después de que Charles Leclerc casi te apee de la prueba en sus primeras curvas.

¿El resto? Checo en estado puro. Inteligencia al volante, frialdad de cabeza y un mimo exquisito con las gomas de su cacharro. A un paso por garajes. Apurando las ventajas que proporcionaban los rivales y la presencia del Safety Car en pista. En realidad nada nuevo en él, pero sí totalmente diferente porque hasta la prensa inglesa ha tenido que plegarse a la evidencia.

Sergio ha cerrado para México la brecha abierta desde que Pedro Rodríguez venció en Spa-Fracorchamps durante la celebración del Gran Premio de Bélgica de 1970, pero, con vuestro permiso, esto sólo supone una anécdota ya que lo mollar está en que la Fórmula 1 debía una a uno de nuestros mejores pilotos de la parrilla, y ha querido pagársela, precisamente, cuando concluye 2020 y su futuro inmediato flota como un globo a la espera de que alguien tenga agallas suficientes como para sujetarlo de la cuerda, que me temo que no va a suceder porque nuestro deporte ha cambiado demasiado y de manera irreversible.

Os leo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La realidad suele ser tozuda y cuando alguien vale pues pasa x encima de otros muchos que no valen lo q se quiere hacer ver q valen.

Tantos años en Fórmula 1 si eres méxicano no son porque sí. Carrera tras carrera q lleva a cuestas bien q se las ha ganado.

Checo las ha visto de tantos colores y de tantos colores se las han dado q bien merece eso y mucho más.

Un claro aspirante a campeón del mundo, pero si no eres british o alemán pues ya se sabe lo q te toca.

King Crimson

Prtndr dijo...

Porque bien sé que tú como ninguno viste en Sergio lo que nosotros creíamos y deseábamos...

A pesar de esta F1 cara y lejana para aquellos que no son europeos, millonarios o con nobleza en el apellido; a pesar de esos cincuenta años de sequía con nuestro propio Stroll (Hector Rebaque), o áquel contemporáneo de Senna (A.Toledano), y de los diez años de sequía donde esos mismos dioses le negaron lo que este domingo le (nos) otorgaron de la mejor manera posible: viniendo desde lo último, con las probabilidades en contra (chocado y con motor viejo), y con esa espada de Damocles pendiendo sobre su cabeza y asiento: la más dulce victoria imaginada.
Deseando que este sueño se prolongue vestido de azul o de cualquier otro color, creo que lo que vivimos me basta y sobra para dar un glorioso final a su paso por esta F1...

Como te comenté por Twitter:soy de México, y ese domingo... ¡fuí feliz!
Jorge