Vivimos en un mundo tan arisco que ni siquiera nos satisface que Checo Pérez haya cumplido su palabra acercándose a la afición para contar cuatro cosas y explicar, en líneas generales, en qué momento se mueve.
La gente esperaba titulares, anuncios, noticias que reforzasen esos cuentos que se alumbran en redes sociales sin contar con los protagonistas y acaban generando incendios que convierten todo en pasto de las llamas. El de Guadalajara se mostró cauto y avisó con antelación que no iba a proporcionar leña a los pirómanos de fuentes solventes que avalan lo que dicen, y desencantó a muchos, claro, porque fue honesto, como de costumbre, y habló claro de todo aquello que puede hablar porque no perjudica su futuro.
Y aquí estamos, esperando que Sakhir devuelva al mexicano lo que le robó Bahrein, Racing Point y Lawrence Stroll mediante.
Os leo.
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