martes, 16 de diciembre de 2014

El gesto de los mil millones


Mientras me quito el trancazo de encima y me aclimato a esa ascensión a la excelencia que está llevando a cabo la mia Ferrari sin oxígeno y en camiseta, como si fuese de picnic a la cima del K2 en plena ventisca, y espero también a que alguien dé con el secreto semántico que encierra la frase «Lo siento por Fernando», pronunciada por Luca Cordero di Montezemolo y felizmente protagonista a estas horas del enésimo debate a dos bandas entre la rebelión alonsista y el Imperio del estaba aquí antes de que naciera Fangio, me ha dado por asesinar la tarde meciéndome en ese universo de gestos que delatan en el deporte, en cualquier deporte, quién está hecho de buena pasta y quién va de vulgar postureo.

Creo que lo he contado en los cimientos de este blog. Fui nadador federado en mi adolescencia y juventud, y jamás destaqué en la piscina ni en el mar abierto salvo cuando nuestro entrenador en la Deportiva Náutica de Portugalete, tomaba prestado mi apellido para arengar a mis compañeros de batallas acuáticas: «¡ahí tenéis a Tellaetxe!»

Ya confesé que siempre he dormido tranquilo sabiendo a qué se refería Santamaría y que jamás se lo he tomado en cuenta. Yo era el ejemplo vivo de la testarudez en la derrota, del aguantar como fuese, del llegar a la meta por el simple llegar, porque ese era mi cometido así lo concluyese último o penúltimo o roto...

Salvando las enormes distancias entre mi efímera y triste carrera como deportista y las de esos veintidós pilotos que nos entretienen cada domingo de Gran Premio, lo cierto es que la Fórmula 1 también está llena de gestos. 

Y no, no me voy a referir a Vitaly Petrov jodiendo las expectativas de lograr su tercer título a Alonso en Abu Dhabi 2010, ni a contrastarlo con el cromatismo gestero con que los chicos de Toro Rosso han adornado los mundiales de Vettel; ni por supuesto me voy a referir a los abundantes gestos de Sebastian con Mark en sus años de convivencia; ni obviamente, al que tuvo el Kaiser más elegante con su compatriota en Interlagos 2012, en franca oposición, cabe decirlo, al que manifestó fieramente el de Kerpen con Rubens Barrichello en Hungría 2010, cuando llevó al brasileño a besar literalmente el muro del circuito de Hungaroring.

Esta noche de martes que tiende sus sombras sobre mi catarrazo y sobre el estudio, quiero recalar sobre el Nico herido de muerte desde que Lewis le ganara la mano en la misma salida del Gran Premio de Abu Dhabi, que aguantó lo que le había tocado en suerte beber amargamente durante casi cincuenta y tantas vueltas, y que cuando fue llamado a garajes porque su W05 no parecía dar para más, declinó la oferta y en vez de aceptar la facilona mano salvadora, solicitó por radio permiso para terminar la prueba y sorber la derrota sobre la línea de meta, para luego enjugarse como pudo la rabia y subir a felicitar al campeón del mundo.

Pensad en ello la próxima vez que sintáis ganas de llamar Britney, o Príncipe de Beckelar o blandito al hijo de Keke, porque su silenciosa gesta no está al alcance de cualquiera.

Os leo.

4 comentarios:

Clara dijo...

Sí, a mí también me encantó El Gesto. Y probablemente ese gesto proyecta una sombra mayor que las confusas imágenes que ha ido despertando a lo largo del curso. Crema catalana, Monza y Spa, Mónaco antes. Difícil y más complejo, seguro.

GRING dijo...

Nico lo ha estado haciendo fantástico durante los últimos cuatro años. Con la última carrera del Mundial 2014 también se ha ganado todo mi respeto. Probablemente nunca gane un campeonato del mundo, pero para mi es uno de los grandes competidores en la compleja F1 del siglo XXI.
Saludos!

Anónimo dijo...

"...el Imperio del estaba aquí antes de que naciera Fangio". Jajajajaja, GRANDE!!!

No entiendo el interés de la gente por ser unos entendidos en Fórmula 1. Con la info que hay en estos días gracias a internet y con un poco de atención que se ponga, uno puede hablar de lo nuestro sin mucho margen de error como para poder rebatir a Carlos Castellá, Joan Viladelprat o al anfitrión aquí presente sin ir más lejos.

Es lo que tiene la Formula 1 desde la llegada de Alonso que ha tomado los peores vicios del fútbol haciéndose cualquiera entendido en la materia.

Lo malo es que al final no más de un 10% sabe de que va realmente todo esto.



King Crimson

pocascanas dijo...

Otro que los tiene de corral...