Esta me va a salir sencillita, apenas consiste en unas líneas. Un grupo de artistas amantes del automovilismo deportivo, se juramenta en recrear un pretérito que hoy parece inalcanzable y les sale una pequeña obra maestra.
No se trata tanto de si un puñado de imágenes valen por unas gavillas de mil palabras cada una, o si por el contrario, hay imágenes que valen las mil palabras en las que han sido tasadas.
Encontré esta joyita a través de Jean-Louis Moncet, uno de los pocos entendidos mediterráneos que leo habitualmente, que trata precisamente de la epopeya de un proyecto: Silverarrows Project, que ha conmemorado a su manera, los ochenta años que nos separan entre el hoy, el todavía, el aún, el manda huevos, y aquél 1934 en que a unos Auto Union y a unos Mercedes-Benz, los comenzaron a llamar flechas plateadas.
Con todo ello os dejo. Al proyecto me refiero, y a su atmósfera y en el fondo, a lo que representa como experiencia de saber visitar el pasado sin prejuicios, tal y como os comentaba hace unas entradas que merecía la pena visitarlo.
Os leo.
Os leo.
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