domingo, 21 de diciembre de 2014

Fidel tuvo la culpa


Ahora que el papa Francisco, Barack Obama y Raúl Castro, se han confabulado para devolver algo de cordura a nuestro desquiciado mundo, quizás sea el momento de recordar que el comandante Fidel Castro quiso poner su particular granito de arena para que el deporte automovilístico también recuerde su nombre y pidió perdón por ello tiempo más tarde.

Moría el mes de febrero de 1958. Juan Manuel Fangio ya era pentacampeón del mundo y venía de una exitosa temporada con Maserati durante 1957, que había conseguido hacer olvidar al de Balcarce la dura travesía que había sufrido con Ferrari el año inmediatamente anterior. Y precisamente con un vehículo de la marca de Bolonia se disponía a participar en el segundo Gran Premio de Cuba, prueba para coches sport, cuando fue secuestrado durante unas horas por el Movimiento Revolucionario 26 de Julio (M-26-7), dirigido por el mayor de los Castro.

La carrera se disputaba sobre un recorrido total de 500 kilómetros, que a la postre suponía que los 32 participantes inscritos en 1958, dieran 90 vueltas al circuito urbano que discurría en la zona del Malecón de La Habana (5,591 metros de cuerda). El Chueco iba a conducir un biplaza muy parecido al que he elegido para decorar esta entrada que dicen que era aquél pero tiene peros, ya que a pesar de ser también un Maserati 450S de 4,5 l. y llevar la misma decoración, dorsal e insignias del patrocinador, tenía el puesto del piloto dispuesto a la manera inglesa, en la derecha y no en la izquierda, como aparece en la fotografía de entrada.

En fin, el caso es que Fangio no llegó a tomar la salida porque horas antes, mientras departía en el hall del Hotel Lincoln de la capital cubana con algunos de sus mecánicos, fue amablemente invitado por un activista que sostenía una automática que apuntaba al campeón del mundo, a que abandonase la reunión y le siguiese a la calle, donde les estaba esperando el resto del comando.

La orden del secuestro la dio el propio Fidel Castro. El dictador Batista no pasaba por uno de sus mejores momentos y la ocasión del Gran Premio parecía que ni pintada para lograr eco internacional en favor de la causa de sus opositores. La operación fue un rotundo éxito. Los titulares que hicieron alusión a la desaparición del piloto argentino dieron la vuelta al mundo y solaparon la noticia de que ‪Alberto García Cifuentes‬, sobre la Ferrari 250TR número 54, apenas daba unas vueltas al circuito habanero para verse envuelto en un lamentable accidente que dejó como saldo varios muertos, entre ellos el propio piloto, y casi cuatro decenas de heridos.

Por curioso que parezca, el de Balcarce siempre admitió que había sido tratado estupendamente. A 26 horas del comienzo del suceso, el pentacampeón era finalmente liberado pero bajo el amparo de las autoridades de la embajada de Argentina en la isla. 

Fidel y Fangio se veían cara a cara en 1981, el primero como Comandante de Cuba y el segundo, como presidente honorífico de Mercedes-Benz en hispanoamérica, instante que pasaría a la posteridad porque Castro pidió disculpas al Chueco por no haberle dejado participar en la carrera.

Os leo.

2 comentarios:

Julio dijo...

Desconocía la anécdota. He estado indagando y la historia da para una película de espías, dictadores, insurgentes y malvados ¡ja,ja,ja,ja!

Saludos.-

GRING dijo...

Gran anécdota. Mi pregunta: ¿Cuántos Mercedes vendidos en Cuba desde 1981 hasta 2014?. Tras la suspensión parcial del embargo ¿habrá elecciones libres en Cuba en breve?.
Saludos!!