viernes, 26 de diciembre de 2014

El robado


No salimos de una Ferrari que nos metemos en otra. Maurizio Arrivabene y Sergio Marchionne están ofreciendo titulares a cascoporro, hasta el punto de que uno se pregunta qué pasa con el campeón del mundo y su escudería, la titular del mundial de marcas, que no son capaces ni de asomar las orejas entre tanto barullo mediático teñido de rosso.

Como tifoso, la cosa me mosquea lo suyo. La gente piensa que La Scuderia está mostrando su auténtica cara y nada más lejos de la realidad. Sin ir más lejos, en Mercedes AMG rodaron cabezas durante 2012 como si fuese la festividad de Santa Guillotina, pero el dramatismo no llegó al río. Ni Schumacher se salvó de aquella quema, y eso que habiendo sido capaz de levantar a la de Il Cavallino Rampante, vino a Brackley para liderar el retorno de la de la estrella de tres puntas al panel de los top durante tres años consecutivos, pero se ve que no pudo. Ross Brawn también acabaría dejándolo.

Y es que el paddock es así, que diría aquél, y en todos los equipos cuecen habas y tal, pero por aquello de ser honestos, también hay que reconocer que para dramatizar como Dios manda, no hay ningún lugar en el mundo como Maranello.

Quizás por ello, Ferrari cobra un plus a final de cada temporada que aunque nominalmente escuece a la competencia, en el fondo supone un justipago por los servicios prestados que todos aceptan de buen grado porque a ver, ¿de qué coño estaríamos hablando en estos momentos si no estuviera por ahí la rossa?

Visto así, comprenderéis inmediatamente que me hayan asaltado las dudas sobre si todo esto que está sucediendo, no será un robado como los que le hacían a Anita Obregón en la playa tras la correspondiente tranferencia y cita previa. 

Es evidente que se está sobreactuando, que es imposible que Marco Mattiacci sea a la vez héroe y villano, cirujano que ha limpiado la casa de Enzo de impurezas con meticulosidad quirúrgica y culpable también, de una estúpida temporada que dejó amortajada Stefano Domenicali antes de irse para su casa...

Algo no encaja. Mattiacci se ha encargado de hacer el trabajo sucio. Ha traído a Vettel y había advertido de que necesitaba al menos 3 años para obtener resultados, pero ha sido despedido a los pocos meses de llegar al cargo para ser sustituido por otro tipo, en este caso Arrivabene, que da por bueno lo que ha hecho su antecesor —olvidaros de que Tombazis, Fry o Marmorini vuelvan a sus puestos—, aunque necesita 2 años para ver cómo le va de bien o mal la cosa, incluso con el tetracampeón más joven de la historia vistiendo de rojo.

Y arriba truenos y relámpagos: Marchionne poniendo en solfa a Montezemolo mientras este último se defiende pidiendo respeto. Y nos ponemos en Nochevieja como si tal. Y Bernie feliz como una novia en el día de su boda porque se sigue hablando de Fórmula 1 y él sigue ganando pasta.

Os leo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

A ver qué traen los Reyes en las alforjas. ;)




King Crimson