Hoy hemos sabido que el boss dublinés ha partido y el tomillo silvestre de las montañas llora su pérdida, y no dejo de pensar en cómo, con tal de sobrevivir, las personas fingimos ser diferentes a como somos realmente, cómo escribiendo un texto de rechazo podemos terminar firmando una delicada confesión de amor, cómo sintiéndonos auténticos reyes del universo aceptamos complacientes el papel de bufón.
Ahí arriba no se llega siendo sólo un payaso entrañable o vistiendo camisas extravagantes, ni siquiera recibiendo sobres de Bernie comprando el apoyo en momentos críticos para el Pacto de la Concordia. Tan arriba se llega sin necesidad de contar con que te acaben dedicando panegíricos y necrológicas como los que se han vertido hoy sobre su figura.
Como Stirling Moss cuando se hacía hueco entre sus mayores coqueteando con su juventud mientras compartía con ellos una copa, y los buscaba luego en pista para aniquilarlos sin compasión, Eddie también se volvía más quirúrgico una vez tocaba muro y tomaba el timón del equipo al que había puesto su apellido...
Correr, competir, correr... Jordan fue un gran jefe de montonera que sabía perfectamente qué lugar ocupaba en la parrilla y en el pequeño universo que se dibuja alrededor y dentro de la Fórmula 1, y lo extrañaremos, vaya que sí, porque se midió con los mejores y el Imperio ya no brinda espacio para bufones ni contempla que un don nadie pueda hacerse con las llaves del cofre que contiene el tesoro. Él lo hizo, y quizás el mayor favor que podemos hacernos, y hacerle, es recordar por siempre jamás, que Eddie Jordan ha sido el último en apagar la luz a un mundo desvanecido por completo hace tiempo, que no volverá nunca.
El canalla siempre tuvo algo de Don Quijote. Os leo.
2 comentarios:
Su precioso monoplaza amarillo de 1999 pilotado por Damon Hill fue el primer F1 que vi en directo durante el GP de España de ese año en Montmelo. Es de esos momentos que no se olvidan, recuerdo entrar junto al circuito junto a mi hermano por la puerta que daba justo a la curva de entrada de meta y la velocidad de paso por curva volarme literalmente la cabeza.
A pesar de ser Ferrarista su equipo y el eran tan molones (esas modelos) que me compre unos tapones de Jordan GP y una camiseta junto a la parafernalia rossa del Kaiser.
DEP Eddie.
El último políticamente incorrecto 🤫🤫
Publicar un comentario