La alegría que tengo instalada en el cuerpo es inenarrable. Sí, ya sé las horas que son, pero la alegría que tengo metida en el cuerpo es sencillamente indescriptible...
A ver, que igual todo se debe a que Ferrari no obtenía una pole desde el 26 de octubre pasado en Ciudad de México —quitando vacaciones y pretemporada, hace menos de dos meses en términos contables de campeonato—, o a que la alegría se contagia, como me ha pasado a mí, y puesto que las retransmisiones han vivido la micro gesta de Hamilton en la mini clasificación para la Sprint en Shanghai como si el inglés hubiese conseguido el octavo de su cuenta personal, la inercia ambiental se impone y, yo qué sé, se te pone el cuerpo alegre de cojones, como venía diciendo.
Charles ya tiene la mosca en la oreja, y esto resulta reseñable por lo que decíamos el otro día a cuenta de la carrera en Melbourne [Comenzamos bien], aunque en términos relativos importe poco pues Lewis ha vuelto y esto sí que es importante.
El fin de semana promete y ha empezado de manera inmejorable. Max y el británico ahí, en un puñito. El Red Bull dorsal número 1 y la armada de Brackley parecen entonados, los McLaren también, aunque, en apariencia, poco preocupados por la bendita Sprint y sus efectos mediáticos.
Os leo.
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