La historia que hay montada ahora mismo alrededor de Red Bull es una miniserie dividida en dos partes, y hoy vamos a ir con el episodio 1.
El señor de la foto de entradilla no ha cambiado desde que le conozco. Sigue siendo el mismo tipo intransigente, feroz y destructivo, del que nuestro Antonio García prefiere no hablar tras su paso por la Red Bull Junior y tener que soportarlo, y os acerco una cita del apunte en Wikipedia sobre nuestro consagrado campeón madrileño, sólo con el fin de refrescaros la memoria: «Con la poca experiencia de la que disponía (Antonio) no logró sorprender en las primeras carreras y a pesar de ser décimo en la prueba de Barcelona, Helmut Marko no mostró paciencia ni facilidades y bajó al español del equipo para subir en su lugar a Ricardo Mauricio...»
Y bien, mientras el caballero protegía a Sebastian Vettel, e inicialmente a Max Verstappen, destruyendo las carreras en Fórmula 1 de Sébastien Bourdais, Jaime Alguersuari, el propio Mark Webber, Daniel Ricciardo, Daniil Kvyat, Nick de Vries y Checo Pérez, lo intentaba con Carlos Sáinz, jugaba a los cromos intercambiables con Sébastien Buemi, Pierre Gasly o Alex Albon, o utilizaba dos equipos diferentes para un idéntico fin, aquí, los mismos que ahora se rasgan las vestiduras con los casos Hadjar y Lawson, reían las gracias a Herr Doktor y alababan sus métodos de trituradora roñosa, amparándolo todo en el no menos roñoso concepto Búsqueda de la Excelencia.
¿Qué ha sucedido entonces? Básicamente el Gran Premio de Abu Dhabi de 2021 y la certeza para la prensa anglosajona de que el austriaco podía cumplir la promesa que hizo a Verstappen en 2018 [Max Verstappen y Red Bull: ¿Un nuevo Vettel en creación?].
Bueno, el hijo de Jos ya ha cubierto el primer trámite: equipararse al astro alemán y a Prost, y puesto que todavía tiene cuerda para rato y puede emular a Fangio y luego a Schumacher y Hamilton, los medios británicos han aumentado la carga de sus municiones y han afinado su capacidad de hacer blanco, de forma que lo que antes era tolerable, y loable, ha pasado a ser ahora un rosario de cosas insoportables para la Fórmula 1 moderna, a pesar de que, como decía al inicio, Helmut Marko sigue siendo esencialmente el mismo bicho malo de siempre.
En este aspecto Nürbu ya hizo su trabajo y estoy satisfecho con él. Cabría decir aquello de «¡A llorar a la llorería», pero prefiero daros las buenas noches y desearos el mejor de los sueños, incluso si seguís creyendo lo que os dicen los plumillas british y sus mamporreros de aquí y allá.
Os leo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario