viernes, 7 de marzo de 2025

El periodo tonto


No todo van a ser malas noticias. En unos días, por ejemplo, podremos dar por cerrada la larguísima Silly Season 24/25, incluso celebrándole un funeral por todo lo alto aunque todos sepamos que su cierre será en falso, o mejor: una vibrante ceremonia vudú que nos lleve a conectar con nuestros antepasados y rogarles que hagan todo lo posible para que nos deje vivir un poco, la silly season, ellos no, claro...

Antes tenía su gracia porque suponía el momento de los becarios, un espacio a disposición de los que querían hacer pinitos en la profesión o prosperar en ella sin pasar por la siempre triste sección de necrológicas, publicando noticias que nadie en su sano juicio tomaba en serio —Silly viene de esto mismo: tonta, estúpida, de relleno.

Los periodistas de verdad entraban en reposo, como los ordenadores, y acaso escribían alguna pieza que merecía ser considerada Artículo de fondo u Opinión, que versaba sobre la actualidad de la actividad o nuestro pasado reciente o alejado, pero sin insistir ni repetirse ni pretender resultar plomizos. Disponían del tiempo que les negaba el seguimiento del campeonato y lo utilizaban para compartir su pasión y experiencia, tan sencillo como eso.

Hoy todo esto ha cambiado, por desgracia, hay que decir, y la Silly Season se ha vuelto un coñazo insoportable del que ni los buenos profesionales pueden sacar provecho, ya que no les hace caso ni el Tato.

Entre tanta composición en modo condicional, tanto donde dije digo digo Diego, tanta quiniela y tanto humo, hemos perdido todos, resulta obvio, menos Liberty, que se ha apropiado también de este escenario y lo utiliza para saturarnos con sus propias bobadas, mostrándonos zanahorias que nunca comeremos y sacrificándonos en el altar de la prisa y la volatilidad.

Bueno, suena Melbourne a lo lejos, que es a lo que iba. Parece hora de pisar terreno firme y para mí supone un alivio, qué os voy a contar que no sepáis.

Os leo.

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