Otro fallo a sumar a los muchos que voy acumulando entre mis previsiones de hace ocho meses y la cruda realidad a comienzos de octubre [Conformismo (McLaren)], pero con sabor tremendamente agradable, por cuanto lo que han declinado hacer Ferrari y Mercedes AMG, lo ha hecho un equipo de media parrilla con muchísimas menos posibilidades en su haber: aprovecharse de la debilidad de sus más directos rivales y escalar hasta casi rozar el cielo.
Insisto en lo que llevo diciendo desde hace tiempo: todo esto le venía muy grande a Woking, y el muro de la papaya ha demostrado con insistencia numantina que ni la gestión de la pareja de conductores ni las estrategias han sabido estar a la altura de una posición de privilegio que, prácticamente, les ha caído del cielo.
Antes bien, cabe recalcar que los flojos desempeños mostrados por Milton Keynes, Maranello y Brackley, no son en modo alguno responsabilidad de McLaren, que se ha limitado a mantener el MCL38 en un virtuoso estado de forma mientras la escudería luchaba contra su propia bisoñez y un Piastri que en cualquier momento se comía a Norris. Todo esto es mérito de la naranja, quiero que no quepan dudas.
Otra cosa es que, ante lo que nos queda de temporada, si Red Bull responde como esbocé ayer [Ave Fénix (Red Bull)], ello puede llevar a que Ferrari y Mercedes respondan también, y si en el caso de la anglo-alemana el peligro de esta posible reacción es mínimo, por no decir inexistente, en el de la italiana podría suponer un baño de agua fría en el último tramo de esta campaña para las aspiraciones de Zak Brown y su gente.
Sea como fuere, también soy optimista en este caso y sitúo a McLaren en el segundo puesto del Mundial 2024 cuando termine todo en Abu Dhabi.
Os leo.
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