Red Bull sigue siendo mi candidata a llevarse los títulos de Pilotos y Constructores 2024, básicamente porque, como llevo relatando desde comienzos del verano, McLaren se está beneficiando del inusitado pésimo estado de forma de las tres escuadras que, bajo mi punto de vista, deberían estar mandando en la clasificación tanto de Marcas como de Conductores.
Ya hemos hablado de los casos de Brackley y Maranello, y de cómo a ambos les está afectando el cambio de silla de Hamilton, si me permitís llamarlo así [Una de cine B (Mercedes AMG)] y [Al pairo (Ferrari)].
A la primera porque el miedo a la transferencia de información al próximo destino del piloto británico, le está impidiendo mejorar adecuadamente las áreas más delicadas del W15, y a la segunda porque, aparentemente, le renta sacrificar el SF24 a la espera del desembarco del heptacampeón el año que viene.
El caso es que la austriaca no es rehén de este tipo de circunstancias, e independientemente del calado que hemos dado nosotros a la petición de Domenicali a Horner [La migraña], si Milton Keynes pretende presentar batalla en 2025 y atar un año más a Verstappen, de manera imperativa precisa incorporar ya las evoluciones que aún le faltan al RB20 y solucionar de una vez por todas los problemas que acusa la zaga del monoplaza y los que ha creado la reciente pérdida de la llamada frenada asimétrica, así como tratar de mantener (al menos en lo posible), el rendimiento que viene mostrando Checo Pérez en las últimas carreras.
Alguno diría que se masca la tragedia en el ambiente, pero me mantengo confiado [El bicho (Red Bull)] en que a partir del Gran Premio de Estados Unidos comenzaremos a percibir los primeros síntomas de que no está todo tan perdido como nos quieren hacer ver, y que, tras la cita en Yas Marina, es más que seguro que la austriaca revalida sus títulos aunque con un poquito menos de aire que otras veces.
Os leo.
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