lunes, 2 de septiembre de 2024

Milwaukee #2


Nos salvó la campana, que decía aquél...

El monoplaza de Álex Palou moría antes de darse el inicio a la segunda de Milwaukee (Grand Prix of Milwaukee Race 2), pero, como decíamos ayer [Milwaukee #1], el Mile es tan chiquitito, son 250 vueltas al óvalo y la densidad del tráfico es tan grande, que una vez pudo reincorporarse a la prueba, con nada menos que 30 giros de descuento, la cosa pasaba por mantener la cabeza fría, evitar cualquier tipo de fregao en pista, cruzar los dedos y arreando, que es gerundio, porque el premio gordo se juega el 15 de este mes y nuestro pitufo sigue vivo.

Y nos vino Dios a ver, cabe apuntar, pues también hay que reconocer que si Will Power hubiese disfrutado de una tarde limpia a lo peor no tenía yo la sonrisa de oreja a oreja que me acompaña mientras escribo estas líneas.

En fin, Josef Newgarden partía desde la pole, seguido por Scott McLaughlin, Marcus Armstrong y el ya citado Power, pero la arrancada fue retrasada mientras se apañaba el retorno del coche de Palou a boxes. Eso sí, al poco del banderazo de salida Lunqvist se calzaba a Armstrong y éste golpeaba a Newgarden, que perdía la trasera y se iba contra el muro interior para terminar abandonando. La fiesta no había hecho sino comenzar. McLaughlin era líder pero quedaba un mundo por delante cuando se reanudó la cita en la vuelta 16.

Con su principal rival para la consecución del título de la Serie prácticamente fuera de combate, Power se vino arriba y comenzó a inquietar al neozelandés hasta dejarlo atrás cuando aún no se había completado el 20% del Grand Prix. Con aire limpio durante algunas cuerdas al Mile, el australiano fue abriendo hueco como un galgo antes de ingresar en pits para el pertinente cambio de gomas. Katherine Legge había tomado el relevo a Santino Ferrucci en la cabeza, pero Power venía como un tiro y la desbancó antes de la vuelta 59. Penske medía al milímetro la fluidez del tráfico y el spotter del dorsal número 12 ayudaba a que éste no bajara el ritmo, pero —siempre hay peros en estas bonitas historias—, pero, decíamos, en la 62 Malukas perdía potencia en la recta de tribunas y Control de Carrera imponía un caution.

En la reanudación la cosa seguía más o menos igual. Alexander Rossi había perdido posición con Scott McLaughlin y éste hacía de comparsa de un Will Power que se había entronizado en la primera plaza. Pato O'Ward, que, la verdad, lo estaba haciendo francamente bien, acabó retirándose debido a que la caja de cambios de su vehículo había decidido no continuar. Total, la carrera aún no había llegado a su ecuador cuando rompió la escaleta la primera de dos amarillas prácticamente consecutivas, una provocada por Ray Robb y la segunda por el encuentro entre Rahal y Rasmussen. Rossi era líder en ese instante.

Power, demasiado apresurado en ese tramo de la prueba, acabó tocando el muro exterior pero sin consecuencias graves, aunque iba a perder todas las opciones para llegar primero a la meta.

La cosa era ya de Alexander Rossi, Scott McLaughlin, con Colton Herta y Santino Ferrucci como candidatos a dar la sorpresa.  

Herta iba primero en la 214 con McLaughlin cocinando el asalto a la cabeza, que tuvo lugar unos giros después, y ni el caution provocado por Robb en la 228 pudo torcer el guión. Eso sí, Dixon puso el salpimentado final. Después de quitarse de en medio a Rossi se fue a por el neozelandés sin reparar en esfuerzos, a pesar de que no sirvió de nada porque Scott McLaughlin supo escapar poniendo tierra de por medio para ver la ajedrezada como flamante vencedor de la carrera.

McLaughlin, Dixon y Herta cruzaron la meta copando las tres primeras plazas. Ferrucci y Ericsson cerraron el Top 5. Palou terminaba décimo nono sumando 11 puntos y cediendo tan sólo 10 a Power —acabó décimo—, vamos, que las 24 vueltas de saldo negativo con respecto al ganador del Grand Prix of Milwaukee Race 2 tampoco habían hecho tanta pupa como se estimó al comienzo de la cita.

Nos vemos en Nashville. Os leo.

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