miércoles, 4 de septiembre de 2024

Eau de toilette


De pronto el aire huele a colonia para bebés, y no es que me disguste. Uso a diario Nenuco, incluso cuando me visto para la guerra me refresco con ella, la misma que utilizo con Amama; eso sí, para las ocasiones graves me pongo Atkinsons English Lavender porque no hay nada como la Atkinsons para funerales, bodas, bautizos, firma de contratos, celebraciones y misiones encubiertas con licencia para matar.

Hasta no hace mucho nuestro deporte en España olía a Varón Dandy, Lucky, Brummel, acaso Puig y Farias —en algunas zonas de nuestra geografía todavía están en uso—, pero eso era cuando todavía resultaba posible hacer anuncios que decían «¡"Ellas" les prefieren con Lucky! Lucky distingue, porque es distinto. Porque es el aroma del hombre decidido y correcto...» Luego se fue al carajo la virilidad autoimpuesta, lo de saber qué es ser distinto, decidido y correcto, los anuncios de perfume y agua de colonia se pusieron a enseñarnos francés e inglés por televisión, y yo, que ya venía torcido, aprovechando que nació mi hijo me torcí del todo y me puse de Nenuco hasta arriba, ya sin excusas, claro.

Pero me estoy distrayendo y no quiero.

La Fórmula 1 ha cambiado mucho y en esto se nota en el aroma reinante y en cosas como que Kimi Antonelli, Franco Colapinto y Ollie Bearman son esencialmente tres chavales guapos. Quizás no lleguen a la talla de belleza de Thomas Ceccon antes de saltar a la piscina o Elio De Angelis saliendo del habitáculo con el pelo ensortijado bajo el casco, pero nada que ver con Pastor Maldonado o Daniil Kvyat, o más antiguamente Jean-Pierre Beltoise, Vittorio Brambilla o Teo Fabi. 

Alain Prost no perdía ante Ayrton Senna por escasez de facultades sino por bajito y feo, y me juego la mano con que dibujo a que fue así, pero hace décadas que nuestro deporte ha tomado medidas y ya no ocurre. Max, por ejemplo, parece feuchón porque está rodeado de tipos atractivos, pues hasta Fernando ha ganado quintales en esto de la madurez bien llevada...

Hacer tilín a lo femenino se ha convertido en una obligación y una garantía de futuro para nuestra actividad, y Liberty, presta a satisfacer a la afición en todas sus demandas, fidelizarla y ganar cuota de mercado —¡Es el mercado, amigo!—, ve con buenos ojos que Antonelli sustituya a Hamilton el año que viene, que Colapinto haya inflamado la prensa argentina tras su actuación en Monza, y que Bearman, quien ya nos ofreció gratificantes vibraciones en Arabia Saudí, sustituya en Azerbaiyán al penalizado Magnussen. Todo en orden.

Pero yo, que no quiero acabar como Valtteri Bottas, seguiré con mi Nenuco y mi Atkinsons por si hay suerte y sobrevivo.

Os leo.

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