La que iba para cuarta o quinta en febrero se ha puesto primera después del Gran Premio de Singapur, y a mí sólo me queda hacer encaje de bolillos con los otrora gigantes de la parrilla, así que disculpadme que desde esta referencia hasta que concluya la serie todo sean errores, de bulto, mayormente.
Toca Mercedes AMG y vamos a sentenciar rápido: Brackley terminará en el cuarto lugar al finalizar esta temporada porque el proyecto parece no dar para más [Divina juventud (Mercedes AMG)].
Existe una lógica para justificarlo, y también una parte totalmente ilógica. En tanto a la primera, decir que la salida de Hamilton en 2025 ha comprometido bastante el desarrollo del W15, por cuanto hay un goloso escenario técnico, aerodinámico y tecnológico, que la anglo-alemana no quiere que caiga en manos de Ferrari, ni por asomo, cabría decir.
Esta cautela, repito, lógica dentro de los estándares en que se mueve esta gente, ha cortado las alas al monoplaza, que se muestra como el Guadiana pues muestra luces unos días y sombras el resto, y así, podemos darnos con un canto en los dientes porque la cosa no esté aún peor, y dando como bueno considerar asumible que un equipo cliente haya quitado las pegatinas al oficial en un sorpasso sorprendente, como ha sido el caso de McLaren.
La parte ilógica alude a George Russell, no a él en sentido estricto, sino al tratamiento que le está dando su escudería supeditándolo siempre a las exigencias de Lewis el mimosón, quien, si no obtiene lo que quiere, deja de respirar hasta que se lo dan, ya que que el de King's Lynn está por muy encima del cacharro que conduce y habría sido deseable que Wolff y su gente lo hubiesen apoyado más.
Obviamente no se puede pedir mucho más a un vehículo cojo con Hamilton viviendo un generoso solaz mientras sueña con devolver a la rossa a lo más alto, y con el único conductor capaz de sacar astillas al W15 viviendo una extraña película de bajo presupuesto.
Cuarta después de Abu Dhabi está bien. Os leo.
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