sábado, 22 de octubre de 2022

Éramos pocos

... y alumbró la abuela.

La que está cayendo es lo suficientemente gorda como para que reflexionásemos en qué paraje andamos metidos. Lo de Red Bull resulta blanco o negro según la hora en que miremos, los abucheos y gritos contra Max Verstappen en Austin tampoco es que inviten al optimismo, y, desde luego, el comportamiento hooligan de algunos sectores de la prensa anglosajona, y la mamporrera correspondiente, es cualquier cosa menos esperanzador...

Escribía hace poco que no esperemos refuerzos porque no van a llegar, otra cosa es que adjuremos de una realidad que lleva siendo así desde que la conozco —no vi a Pedro y Pablo en el rocódromo de Piedradura porque me pilló en el seminario Jedi—, no sea que la generación de cristal acabemos siendo nosotros, que, después de haber tragado todo lo imaginable, ahora arrugamos el morro simplemente porque las croquetas saben más a quemado que otras veces.

Bien mirado, la Resistencia es un buen lugar y siempre os recibirá con los brazos abiertos. Miradme, por ser aficionado a la Fórmula 1 todavía hoy me regalan libros sobre Ayrton Senna —sonrío y agradezco cuando los acepto, faltaría más— aunque soy del lado oscuro, de esa parte de la historia que tachan de mala los mismos que se lo están cargando todo.

Os leo.

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