domingo, 9 de octubre de 2022

Otros tiempos, otra F1...

Calculo que a estas horas Ayrton Senna ya habrá dejado de evolucionar bajo la lluvia durante el Gran Premio de Japón 2022. ¡Qué magia!, ¡qué hombres aquellos!, ¡cuánto se ha perdido...!

Vivir del pasado no es una mala manera de vivir. A ver, hay quien extrae el jugo del pretérito perfecto o pluscuamperfecto hasta la cáscara, bien porque escribe o habla sobre cosas y hazañas que están en los libros que jamás leerá su auditorio, o bien porque cada cierto tiempo cambia de público y de medio donde publica y las telarañas de su sótano huelen a recién dibujadas; pero quedarse a vivir allí, ¡joder, no, qué pereza!

Suzuka nos ha dejado la enésima demostración de la empanada mental que llevan algunos encima. 

No hay dos F1 iguales, cada normativa define un contexto concreto, tanto mecánico como de pilotaje y estrategia, lo que convierte en bastante bobo establecer cualquier tipo de comparación. Senna era casi Dios sobre agua —hablaba con el Altísimo, así que no podían ser la misma persona—, porque aquella F1 tenía en cuenta la lluvia a la hora de diseñar los monoplazas. Hoy no es así, obviamente, el líquido elemento es anecdótico en el calendario y, sinceramente, no sé qué coño hacía el paulista siendo recordado a troche y moche en las retransmisiones y conversaciones en redes sociales.

Ya que estamos, me apetece decir que no entiendo demasiado bien qué hacen las chicas adulando aquella etapa de nuestro deporte en que ellas formaban parte del decorado y poquito más. Virilidad, testosterona en pista, ¡qué machos!, sí, pero las niñas con minifalda, marcando pecho y pezones y enseñando pierna, acaso sujetando el cronómetro para la foto...

La Fórmula 1 es hija de su tiempo para lo bueno y lo malo, y volvemos aquí a que con esto también resulta bastante idiota hacer comparaciones porque a la mínima puedes calzarte un buen susto. No me convence demasiado el actual formato, pero tampoco cambio por nada del mundo los nuevos aires que rodean la actividad, a Marta, Juani, Concha o Estefanía, Marian, Rosalía, Elena, Virginia o Celeste, por citar sólo un puñado de nombres femeninos de los muchos que me rodean a diario y con los que puedes mantener ricas conversaciones que hace treinta años resultaban imposibles porque nuestro deporte era casi exclusivamente de chicos.

Senna cumplió su papel. Dejemos descansar un rato al brasileño, que se nos despiertan los monstruos. El mundo es diferente ahora y por supuesto la Fórmula 1 ha cambiado tanto que no la reconoce ni la madre que la parió. ¿Los modernos vehículos no permiten disputar carreras en mojado?, asumamos que la vida no es perfecta y disfrutemos de lo bueno que nos ha traído el actual modelo antes de perpetuar el coñazo de lo que podría haber sido y no es. Y es que no, los tiempos de Ayrton deberían ser sólo un recuerdo superado. Bueno, salvo para los nostálgicos, pues ellos insisten en que veamos siempre Rush y tasemos nuestra actividad en términos de quién tiene cojones y quién avellanitas cuando son los coches los que no dan para más...

Os leo.

1 comentario:

Lastra dijo...

Pues esas féminas que hoy son aficionadas a la F1 siguen teniendo los mismos referentes en los cockpits que tenían en la época del paulista, es decir, ninguno.

La vida ha cambiado mucho, como bien dices, y hoy tenemos muchas mujeres aficionadas al deporte en general, que hace 40 años dedicaban su ocio a otras cosas.