Iba a titular esta entrada «el propietario de una curva» pero no ando lo suficientemente jodón como para haber olvidado cuándo debo evitar herir a nadie. Sé bien cómo las gasto cuando me sobra artillería y hoy no, definitivamente no toca.
Pertenezco a esa generación que vivió en sus carnes la ausencia de la madre de Bambi y desde entonces, siento que soy capaz de aguantar lo que me echen encima, aunque haya cosas todavía, que me siguen poniendo el lomo erizado y las orejas en alerta, el hocico tratando de leer aromas desconocidos y mis ojos verdes, qué os voy a decir: buscando descifrar qué hay más allá de la nada.
No me lo toméis a mal, pero tengo ojos de diferentes colores y los uso según para qué cometidos. Cuando los verdes distinguen algo en mitad de la niebla, por ejemplo, se tornan grises como la piedra mientras me levanto en mi corta estatura y comienzo a danzar desnudo, invocando a los espíritus del fuego, el aire, el agua y la tierra, para que velen por mí y conjuren cualquier peligro. Luego se vuelven escarlata profundo instantes antes de apagarse por completo... Entonces salgo de caza.
Algo está sucediendo en internet que transciende a la Fórmula 1. Se percibe una necesidad de tender zanjas que está colmando cualquier vaso de paciencia por grande que sea. Un sector concreto de la afición está siendo asediado por la bulimia de títulos o el hombre del frac en sus múltiples facetas, y hasta hay quien si pudiera, repartiría incluso estrellas de seis puntas amarillas para poner en los abrigos o chaquetas y facilitar así que los alonsistas fuesen reconocidos instantáneamente.
Pero lo peor está ocurriendo entre muchos de nuestros profesionales o los pseudoprofesionales que abundan como setas en otoño, que no tienen mejor idea que negar la mayor por buscar cobijo, recurriendo día sí y día también, al mantra enmohecido que sustantiva, que ver el deporte en directo es la única manera en que se aprende de él para poder opinar después.
Opinar se ha puesto caro, quizás demasiado. Ahora resulta que ser el dueño de un ángulo de visión de unos 196 grados desde una grada o el vértice de la curva de un circuito, vale más que asistir aunque sea vicariamente, a ese espectáculo por el que se están descojonando vivos desde Bernie a Jean Todt. Una onboard a vuelta completa no cuenta, como tampoco parece importar una leche la información que se recibe sobreimpresa a través del televisor o el portátil...
Sé perfectamente a lo que se refieren estos bardos de la canción del verano, a cómo estrechar la mano de Jackie Stewart o hacerse una foto con Jenson Button en el paddock o ya puestos, rozar la camisa de Bernie Ecclestone mientras va al baño, puntúa doble en la feria de las vanidades y enseña más que cien enciclopedias de motor, y a cómo esta fábula de elitismo que les ha venido adornando, se ha ido al carajo con la democratización que lleva pareja todo espectáculo de masas.
Ahora jode hablar de tú a tú con el frutero o la portera incluso más que antes, pero no por la cosa de las clases sociales, sino porque el que saca pecho y mira por encima del hombro es dueño de una curva o un trozo de recta pero el lego, el pardillo de toda la vida, puede saberse el circuito al dedillo y recordar cada uno de sus recodos, efemérides y estadísticas... ¿Quién puede opinar entonces? No lo sé ni me importa, la verdad, vi morir a la madre de Bambi y esta noche, mis ojos son transparentes.
Os leo.
2 comentarios:
¡Súper certero!. (A ver si la moderación me deja esta vez, porque desde que tienes que moderar por culpa de los que no se automoderan, se pierde alguna modesta intervención en el océano digital).
Bien dices que pasa en la F1, pero lo mismo que en todo lo demás. Internet es el mundo de la falta de reflexión, del buscar más y más para cortar y copiar; de expresar tu opinión (o la de otros, copiada) con el ánimo de "machacar" en vez de perseguir el intercambio de ideas buscando otros puntos de vista que mejoren la tuya o te muestren tus errores. Me consta que muchos periodistas lo están pasando muy mal en estos tiempos de inflación de noticias y deflación de información reposada, con una gran presión en los medios para tirar adelante con lo que sea, pero que sea algo para ya. Y a veces se meten en jardines laberínticos. También están esos periodistas cortos de miras que son incapaces de encontrar buena información o buenas ideas entre quienes son su público objetivo, y que en esta democrática web 2.0 se han convertido en microcreadores de opinión y de información, en multitud de casos MÁS INTERESANTES de lo que ellos ofrecen y, como dices, desprecian por no estar justo donde se produce la noticia. Actualmente están muy expuestos y antes o después demuestran su catadura (o caradura) real.
En "La elegancia del erizo" (Muriel Barbery) la portera es uno de los personajes principales y realmente entrañable (En la película basada en el libro, "El erizo", queda muy desdibujado). Mucho de lo que nos quieres contar en esta entrada aparece muy bien reflejado en esta obra.
Continúa regando este blog con tus opiniones. Aquí estaremos fieles para asentir, discrepar, opinar o callar, pero compartiendo una afición con el objetivo de divertirnos y endulzar un poco esta vida tan amarga que a veces nos toca vivir.
Saludos!!
muy bueno Jose. Me recuerda a una vez que le dije a uno de esos que se equivocaba porque en 2015 Ferrari tendría un simulador nuevo que estaría operativo ese año. Me respondió que si me lo había dicho Montezemolo (sí, estaba él todavía jaja) y me llamó listilla. Le dije que no, que lo había leído unos meses atrás en algún sitio (entonces no recordaba donde, fue en Onmicorse) y me dijo que él llevaba escribiendo en (y nombró varias revistas del motor españolas) y que qué iba a saber una aficionada más que él. Me bloqueó jaja. Bueno tendría un mal día ;)
Yo creo que es muy bueno que haya aficionados que se interesen cada vez por la F1 y por todo lo que implica, no solo ver la carrera, si hay adelantamientos y quien gana. La F1 es mucho más que eso, es estrategia, evolución, es cuidar el coche, la gasolina, ver los tiempos x vuelta, las ruedas, la defensa de posición... y todo lo que le rodea, ingenieros, mecánicos, normativa... es todo un mundo
Ya te solté un rollo ¡eh?. Pues nada, un saludo
marta
Publicar un comentario