Sentarse a esperar

La última entrada que dediqué al RB9 como vehículo [¿Por qué va bien el RB9?] data de octubre del año pasado, después, apenas he esbozado un par de explicaciones técnicas en el blog porque como sabéis de sobra los más ancianos del lugar, me cansa defender mis teorías de andar por casa en lugares que trascienden a este, en los que tienes que enseñar el curriculum para que te tomen medianamente en serio.

Y el caso es que siempre hemos ido un poco de avanzadilla en estos asuntos y aunque la cosa me enorgullece como no os podéis imaginar, siquiera por haber sostenido la batuta en esta orquesta, la verdad es que no tengo intención de cambiar de rumbo salvo en casos muy concretos, como el de hoy, ya que el otro día, a colación del tema de la cobertura térmica de los colectores de escape de las unidades de potencia de Renault y Ferrari, un participante (Chemi) preguntaba por qué no se había abordado a comienzos de temporada en vez de a mitad de sesión.

La razón, tal y como contesté, pasa por entender que el calor del interior de los monoplazas es al menos tan necesario como la limpieza de líneas de la carrocería exterior, porque ofrece numerosas ventajas aerodinámicas tanto en esta como en el fondo plano, tal y como señalaba en la entrada escrita en otoño pasado que aludía al comienzo de este texto.

En este orden de cosas, ayer llegaba a mis manos un bonito vídeo publicitario de la empresa FLIR, especializada en cámaras de infrarrojos y patrocinadora de Red Bull, en el que cabe aplicar de cabo a rabo aquello de que una imagen vale por mil palabras, que quizás os ayude a comprender la importancia de la termodinámica en la moderna Fórmula 1; por qué hubo quejas de equipos durante 2013 por el uso que estaba haciendo el FOM en las retransmisiones de las imágenes térmicas, ya que podían desvelar secretos a los rivales; y por qué, también, en este pequeño blog, hemos insistido hasta la extenuación en señalar desde hace años la poca o nula importancia que en apariencia daba la FIA a eso de usar el calor en beneficio de la aerodinámica.

Mola demasiado haber comenzado a hablar de termodinámica en 2009 con Sabre y PiratF1 entre otros muchos, precisamente al poco de que se estrenara el RB5, o haber disfrutado de las explicaciones de Anxo mientras el RB7 arruinaba todas las opciones de sus contrincantes. Pero resulta sencillamente impagable encontrarte años después, concretamente en 2014, con que la mayoría de tus idas de olla y las de aquellos que apostaron por creerte, incluso en aquello de que el efecto Coanda no plegaba tanto el calor de los escapes a la carrocería como pretendían algunos, eran totalmente válidas pero pasaron en un sí es no es porque tal vez llegaron demasiado pronto y sin duda, de la mano menos indicada.

Ahí lo tenéis, el RB9 caliente como una bola de fuego. Desvelando su magia a día de hoy, cuando no hace falta ocultarla. Y ahora que sabemos lo que sucedía hace unos meses, sentémonos a esperar, porque hasta dentro de dos o tres temporadas, no sabremos a ciencia cierta qué demonios está ocurriendo en la actualidad.

Cosas del negocio. Así son y así os las cuento.

Os leo.