miércoles, 6 de agosto de 2014

Calamares a la plancha


Si alguien cree todavía que de aquí a que termine la temporada vamos a disfrutar como enanos, quizás lleve razón, pero desde luego, no será viendo Fórmula 1 sino un espectáculo que está agotado a cinco meses de haberse estrenado.

Recalco lo de espectáculo por si se nos ha pasado que llevando años trabajando este aspecto del deporte, al final lo ha fagocitado hasta apropiárselo...

En sentido estricto no es bueno ni malo aunque a mí me harte, que todavía haya gilipollas que vean en la contención del gasto un recurso para favorecer el deporte, cuando no es otra cosa que una herramienta con la cual mantener ad nauseam la viabilidad de espectáculo, aunque por los pelos, cabe decirlo.

El actual modelo de explotación es tan idiota como aquellos que lo defienden a capa de espalda, y permitidme que sea tan directo y sincero. La convivencia entre negocio y deporte sería aceptable solo si el primero respetara al segundo pero como no es así, tenemos una grave dicotomía que solo sirve para marear la perdiz ya que prevaleciendo una parte sobre la otra, caen los récords como rosquillas, se mancilla todo aquello que nos ha dado la tradición, se enturbian las inevitables comparaciones y lo más peligroso de todo: se eleva a canon cualquier porquería porque los números lo avalan.

Ahora bien, ¿qué números? ¿Los que corresponden a la F1 como espectáculo o los que deberían antender exclusivamente a los logros deportivos?

Y es que para que exista deporte tiene que darse una clara igualdad de oportunidades, algo que no han ofrecido los reglamentos de 2009 y 2014 ni sus respectivos formatos de implantación, por atender a los dos ejemplos de regulación más recientes, aunque para que aflore el espectáculo, basta con que parezca que hay equiparación de fuerzas y que todos juegan con las mismas cartas.

Pero un entorno asfixiante de reglas como los que ofrecen las normativas a las que me he referido, llevan 6 años fallando estrepitosamente, y no hay más que ver la cantidad de atajos y modificaciones que se han abordado para seguir manteniendo un espectáculo, que como saldo arroja cada vez menores audiencias físicas y virtuales aunque siga produciendo toneladas de dinero.

El modelo está caduco porque ya no puede ocultar su profunda artificialidad ni su interés último, y quizás haya llegado el momento de echar el freno y plantearse de una vez por todas a qué coño llamamos ahora Fórmula 1, si a una buena velada de boxeo o a una deslumbrante sesión de pressing catch.

Os leo.

1 comentario:

J-CAR dijo...


Dices: "...cada vez menores audiencias físicas y virtuales..." Preguntas: ¿...boxeo o pressing catch? ¿De que me sonará esto...? ¡Ah,sí! ¡Ya sé! De esto...

Fernando Alonso: "...I love the sport, I love the fans coming to the circuits... but I won´t consider any more formula 1 like a sport..." "Amo este deporte, me encanta que los fans vengan a los circuitos... pero no consideraré nunca más la fórmula 1 como un deporte." (Monza,2006)

¡Un abrazote) ;)