miércoles, 27 de agosto de 2014

Web -2.0


Ahora que según los entendidos nos movemos en el entorno Web 2.0, yo, que como he confesado innumerables veces he llegado a todo esto bastante tarde y con demasiadas precauciones incorporadas al paquete de serie, me suelo preguntar qué habría sido de nuestro deporte si Internet y sus virtudes y defectos hubieran aflorado a comienzos de los setenta del siglo pasado, por ejemplo, y no hace como quien dice anteayer.

El ejercicio literario de esta tarde es puramente retórico, ya lo aviso desde las primeras líneas porque al parecer sigue habiendo quien no comprende que este blog siga siendo atípico precisamente porque su titular está entradito en años, peina canas y el cartón del cuero cabelludo le asoma arrogante como cubierta de un portaviones entre los contados pelillos de su coronilla.

Lamento decirlo, pero acumulo a mis espaldas más de un lustro entendiendo todo esto como una válvula de escape, como un sencillo diario de fortunas e infortunios. Una bitácora en la que comparto lo que me apetece compartir, en una palabra, sobre una disciplina que aunque duela leerlo, me apasiona hasta el punto de que suelo dedicarla dos o tres entradas diarias cuando no algún que otro sonoro silencio.

Quiero decir con todo esto que Nürbu no es un púlpito por mucho que se empeñen en afirmar lo contrario los que van por la vida de sumisos feligreses. Tampoco es un teatro en el que alguien, supongo que quien os está escribiendo, pretende recibir a cambio de sus palabras o gestos más de un aplauso. Mucho menos un aula... Allá ellos con el cura, el artista de variedades o el catedrático o visionario que les hace tanta falta, a mí me basta con saber que os avisé hace siete años de que no convenía tomarme en serio y que hasta la fecha, he cumplido a rajatabla con mi parte.

En fin, a lo que íbamos, a la ucronía que proponía al principio, a esa Web -2.0 que por imposible resulta tan apetecible de abordar como para dedicarla unas miserables líneas. Y es que si hace cuarenta años Internet hubiese existido, me temo que la Fórmula 1 no habría aguantado en pie más allá de mediados de los noventa.

Es tal la cantidad de sabios y artistas que pululan en la actualidad por la red de redes, que a veces el ambiente resulta poco menos que irrespirable. Total, que como me sucede esta tarde, incluso entiendo la prevención que muestra Bernie a dejar que cualquiera toque su juguete.

Sé que se me pasará, que mañana volveré a ser el rojeras irresponsable de siempre, pero hoy tenía necesidad de deciros que añoro aquellos años en los cuales, entre una carrera y las discusiones subsiguientes, mediaba el tiempo salvífico en que salía la revista que nos ponía al día a través de las palabras, frases y composiciones de un periodista, al que todo el mundo respetaba siquiera porque era el único que lo contaba o podía narrarlo. ¡Qué tiempos!

Entonces no había gurúes ni profetas indispensables, ni gracias a Dios, idiotas que necesitaran de guías espirituales, antes tan caros y hoy tan abundantes que golpeas una piedra y salen del suelo por docenas. Todo era perfecto y así ha quedado aquello congelado en el tiempo, quizás porque no había Internet, o tal vez porque en el fondo, los aficionados vivíamos la Fórmula 1 desde la ingenuidad más absoluta y no desde la saturación de datos.

Os leo.

1 comentario:

J-CAR dijo...

Webber en la tv de Red Bull, Servus TV: "Sebastian Vettel está cometiendo muchos errores a lo largo de este año. El ha mejorado, pero desde la primera carrera se puede ver que ha cometido muchos errores".
¡huy, huy, huy...!