miércoles, 1 de diciembre de 2021

Rolling In The Deep

A ver, mis velas están encendidas por Max. No os voy a engañar, estoy hasta aquel sitio de Lewis y sus mantras new age, sus proezas y postureos, sus difíciles comienzos y gilipolleces varias. ¿También pasó por eso de hacer de cajero o doblar camisetas cuando Ron Dennis le tocó la cabeza con su varita mágica...? 

No sé, tiene que motivar mucho que con 10 años se acerque a ti uno de los jefes más importantes de la Fórmula 1 y te diga que algún día correrás en McLaren. Al final, los vecinos de Stevenage resultaron los más listos de todos reprobando las estúpidas palabras del ídolo: «I come from a not-great place in Stevenage and lived on a couch in my dad’s apartment...» [Stevenage muestra su descontento y responde a Lewis Hamilton].

Cuando uno necesita tanto sobar su pasado es que «tiene el culo sucio», que decía mi añorada abuela María, bastión del linaje navarro que corre por mis venas. La Mendiola era brava, sacó adelante a los retoños de su primera camada tras enviudar, con la ayuda de otro de los ejes de mi pequeño universo, el abuelo José Oyarbide, su segundo marido. Por un descuido de Dios no llevo su apellido, pero, a cambio, tengo su mirada y su poesía vital. Como la abuela unos años después, él también murió con nosotros, en casa, rodeado por los suyos, los que le pertenecían por sangre y los que supo ganarse con toneladas de amor y cariño.

Vengo de las colinas rojas vizcaínas de Ramiro Pinilla y no me llevo demasiado bien con los jauntxos de los verdes valles, tan dados a preñar sirvientas y doncellas o apuñalar rivales y pagar después a la Iglesia para que lavara sus pecados. Me va fatal con la curia salvo con un granado puño de curas a los que quiero con el alma y perdono filias, fobias y sermones.

Sé dónde voy a ir cuando termine todo y estoy apalabrando con Satanás un rinconcito en el infierno con ordenador y conexión a Internet por ver si puedo seguir dando la turrada una vez haya dejado este mundo. Jaungoikoa me ha extendido salvoconducto. Se ve que le he caído bien y sigue cuidándome, como sucedió con el Alférez aquel al que me enfrenté cuando, declarado objetor de conciencia en el 86 porque al Capitán Médico no le convencieron los informes del buen Figuerido, acabó aceptando que perdía un buen soldado para el ejército pero dejaba escapar a un tipo menudo que al menos sabía expresar su compromiso con España, aunque no fuese por los cauces adecuados...

Suelo recordar con infinito agradecimiento a mi Alférez —llevo bigote en su honor desde hace tres años—, y, por supuesto, al psiquiatra campechano y bondadoso, que no hizo otra cosa que hacer caso de los temores de mi madre y mi hermana, y al Altísimo vasco, que a diferencia de sus representantes en la Tierra, supo manifestar su generosidad infinita y la sigue mostrando conmigo a día de hoy.

Si soy honesto, debería hablar también de mi tía Cándida. Hija del primer matrimonio de mi abuelo Julián. Quiso como a un hermano pequeño a mi padre, hijo de la otra María, a pesar de que en su casa la trataban como una criada, y... en el tanatorio de Polloe, ¡joder!, besé sus labios fríos con el agradecimiento de un sobrino que quiere pagar en vida todo lo recibido...

Vengo de un sitio complicado de entender, ecléctico, poliédrico, pero con sustancia, que sé que me entendéis. Me llevo mal con los hipócritas sean del pelo que sean, dejémoslo así. Lewis llevaba una derrota potable hasta hace un par de años o tres, pero a día de hoy no hay quien lo aguante.

Verstappen quizá no sea lo que pediría a los Reyes Magos, pero ahora mismo no hay mucho más dónde escoger.

El holandés se merece este campeonato y me jodería que lo perdiera. A él no le han hecho una ruedas adecuadas, no tiene el establishment detrás, y ¡qué coño!, nos merecemos un deporte mejor. Si hay que buscar la belleza porque es la única protesta que merece la pena en este asqueroso mundo, Max es la respuesta idónea y las velas encendidas de todo el mundo deberían iluminarlo a él, siquiera porque todos los años hay un campeón pero no siempre hay un gran campeón, y, para qué engañarnos, a Hamilton lo tenemos más visto que el TBO, con sus luces, sus sombras, y sus innumerables mentiras.

Os leo.

6 comentarios:

Unknown dijo...

Justicia poetica seria que Hamilton, al verse achuchado o ir persiguiendo a su rival, estampara el Mercedes contra un muro, rompiendo las suspensiones, perdiendo el campeonato, y dejando en evidencia ese halo de GOAT con el que lo quiere cubrir la prensa inglesa. No creo que haya nada que me pudiera hacer mas feliz este proximo domingo.

Antonio L. dijo...

Hace poco estuve viendo el documental de Netflix Colin en negro (se trata del Colin Kaepernick, jugador de la NFL que inició el gesto de arrodillarse cuando sonaba el himno de EEUU en los partidos) y me gustó bastante. Lo curioso de este chico es que fue adoptado por una familia blanca que lo quería muchísimo, pero sufrió los prejuicios de la sociedad respecto a su color de piel en el deporte y la vida diaria. Visto lo visto, entiendo el gesto de Colin.

Lewis imita a Colin porque quiere una sociedad más justa desde el punto de vista racial y no seré yo quién opine lo contrario. Hasta ahí todo correcto.

Pero es la actitud que el campeón con más victorias y poles de la F1 tiene con sus compis de faena lo que "canta por soleares", es decir, tiene el ego tan subido de tono que obliga a los demás a posicionarse (con la rodilla clavada en el suelo) idénticamente a él, y si alguno lo hace de distinta manera (de pie), parece que es un racista confeso. Pues no, no es así. Cada persona expresa su repulsa a su manera y todas son legítimas.

Volviendo al tema exclusivamente deportivo, deseo que Max se proclame campeón este año, no porque le tenga ojeriza a Lewis (le respeto mucho como piloto extraordinario que es), si no porque cuando gana siempre el mismo una misma competición esta se vuelve predecible y aburre al más entusiasta.

Mercedes se ha quitado la careta y ha puesto todo lo que tiene escondido en su motor en la pista. Nada que decir, es lícito, pero Toto no para de llorar y llorar porque el rival no se deja ganar sin luchar. En la guerra vale todo como estamos viendo con las acciones y declaraciones de Toto, Horner y Marko, el trio calavera que como dice el dicho el que esté libre de pecado que tire la primera piedra.

Bueno, no me enrrollo más, que quiero que gane Max y si es posible sin que medie ningún abandono, accidente o sanción que quite legitimidad.

Un saludo de un alonsista.

Erathor dijo...

No lo veremos. Achuchado dirá que está en las declaraciones a Brundle. Tiene que parecer que suda la camiseta. La realidad será un colchón de un segundo por vuelta del que solo veremos la mitad.

'Confío en Jaimito y Wolfito plenamente' y siempre he dicho que no defraudarían en la recta final de la temporada. !Qué menos del GOAT!

Pero hay algo muy grande que desprende este post. Inmenso.

El honor: saber de dónde vienes, respetarlo, perpetuar los principios con los que te educaron y vivir consecuentemente con ellos. Venerar nuestras raíces porque cada uno de nosotros somos el fruto de un esfuerzo inmenso que otros han hecho para dejar aquí una pequeña miguita de sí mismos.

Porque, pese a ese esfuerzo, no debemos olvidar que somos insignificantes. Sin esa modestia, no se valoraría en su justa medida que lo más importante que dejamos es nuestro legado.

Por eso que no importa realmente conseguir muchos campeonatos. Importa el cómo.

Por eso será que la nueva generación de pilotos expresa de forma unánime que su piloto de referencia es un chavalín de Oviedo que prefirió seguir sus principios a adaptarse a un circo corrupto.

'Y su legado y leyenda se repetirá durante generaciones por trovadores y poetas allende los mares...'

Jose, tu también eres leyenda viva.


Matador dijo...

Hola,

A ver vamos ver el conceto de GOAT, que diría el inmenso Manuel Manquiña en aquella peli...

Que la prensa British se lo quiera endosar a Luisete es lo normal, con la trayectoria que han tenido con el Zagal desde 2007. Que lo merezca, ya es harina de otro costal. Que sea Schumi el que lo merezca, tampoco lo compro, y los que peinamos canas lo recordaremos por su "limpieza y caballerosidad en pista"... que le pregunten a Hakkinen por el GP de Macao de F3, los toquecillos a los Williams que decidieron mundiales o el aparcamiento en La Rascasse...

He leído y oído a muchos periodistas, juntaletras o youtubers, aquello de que para ser El Mejor, hay que ser un poco hijodelascuatroletras, que dirían los churumbeles, seguramente todavía importados por el duelo Senna-Prost. Pero a todos se nos olvida uno al que conocemos por su leyenda, y que ganó más que nadie en su época, en un momento en el que lo fácil era perder la vida en ello, al que todos sus compañeros de pista llamaban El Maestro, casi con fervor y veneración, Fangio. De D. Juan Manuel para abajo, lo que queráis, pero GOAT solo hay uno.

Salu2!

Cao Wen Toh dijo...

Sí, también deseo un "Saestampao". Cerraría su historial con simetría.

pocascanas dijo...

Qué bien lo dijiste, Matador.
Y quisiera agregar a tus impecables palabras, que uno que lo vio correr al Chueco, viajó al Coño Sur para rendirle homenaje hace poquito.

Récords.
Números.
Me quedo con una frase de un catalán: "prefiero disfrutar a medir".

Saludos desde el Coño Sur