viernes, 24 de diciembre de 2021

Cuento de Navidad

Estamos cansados, desgastados, se nos nota, pero seguimos juntos, hombro con hombro. No sé si dais valor a esto pero seguro que se os pasa en cuanto amontonéis unos años más a vuestras espaldas y las canas os digan desde el espejo que entre el mal y eso que queréis con el alma sólo estáis vosotros...

En fin, tener alguien cerca es un regalo y soy dichoso. Nürbu sigue acumulando lecturas, visitas y comentarios, simplemente porque sois infinitamente más generosos que yo y alimentáis esta criatura por encima de mis posibilidades. ¿Con qué cara os digo yo que, siendo Nochebuena, tengo los ojos en la nuca y me cuesta arrancar cada letra al teclado?, con ninguna, evidentemente.

¿Vamos a rendirnos ahora? ¡Los cojones! El Ducado de Gorliz resiste y he mandado enceder teas en las almenas de mi castillo encantado porque alguien tiene que ser tan idiota para gritar bien alto su fe en el futuro, su optimismo en mitad de la oscuridad, recordando que el mayor favor que podemos hacer a los que hemos perdido en la tormenta es enfrentarnos al firmamento y vomitarle a la cara que no tenemos miedo, que seguimos vivos y así continuaremos hasta que un mal rayo nos parta.

Os cuento, mas allá de las celebraciones, esta noche de solsticio renovamos el pacto ancestral con nosotros mismos. Un día como hoy, fecha arriba, fecha abajo, también era festejado por los antiguos, y mucho después, los gigantes Gentiles de mi tierra lo eligieron para bañar con su sangre las piedras de Arrigorriaga y darle nombre (Piedras rojas), dejando vivo al bueno de Olentzero para que proclamara a las nuevas generaciones el fin de los tiempos viejos y el adviento de Kixmi (Cristo).

La verdad es que los políticos —los que ejercen y los otros— han desastrado la figura del legendario gentil, el último de su estirpe, que diría Íker Jimenez, y de ser un gigante solitario y montaraz que se comía un buey acompañado de un pellejo de vino porque a ver, ha pasado a ser para los niños de hoy un carbonero de tamaño XXL, eso sí, comilón y borrachín...

No dejéis que nadie os joda la ilusión, no seáis memos y, en cambio, sed felices hoy y mañana y los días que vendrán, porque estamos hechos de polvo de estrellas (Sagan dixit). Comeros el mundo porque os pertenece y salid de esta Nochebuena como William Wallace ante sus leales en Stirling Bridge. Yo os deseo lo mejor que os pueda dar el universo...

Os leo.

3 comentarios:

Erathor dijo...

Discurso digno de Sarah o'Connor.

Feliz noche!

Anónimo dijo...

Feliz Navidad y q la disfrutemos muchos años más. Un abrazo virtual a todos los buenos desconocidos q x aquí pululan. Cuídaos mucho.

King Crimson

Txusman. dijo...

Feliz Navidad Josete.