lunes, 26 de noviembre de 2018

«Rosbifs», 1924 [#24LeMans 02]


En estos primeros pasos de las 24 Horas de Le Mans resulta imprescindible tener presente que no existían expectativas de asentar un tipo de prueba que en 2023 celebrará sus 100 años de existencia, aunque por razones que explicaremos en otras entradas, no llegue a cubrir entonces el cupo de cien carreras disputadas. 

Decíamos en la entrega anterior que Charles Faroux, con muy buen criterio, por cierto, anima a Émile Coquille y Georges Durand a convertir la Coupe Rudge-Whitworth en una competición trianual con vistas a asegurar la celebración de al menos tres ediciones [Jazz-Band, 1923 (#24LeMans 01)]. En 1924 sigue habiendo cautela, aunque el éxito cosechado en 1923 va a imprimir un nuevo rumbo a los acontecimientos.

Francia ya ha entendido para ese instante que está sola en sus aspiraciones para la estabilidad del continente. Los Estados Unidos e Inglaterra prefieren no acogotar a Alemania para que cumpla el Tratado de Versalles y la ocupación del Ruhr está en punto muerto, pero en París hay cambio de gobierno y 1924 es año olímpico con sede en la capital francesa, donde también se desarrollará el Mundial de Ciclismo en Pista. Las administraciones se vuelcan en facilitar apoyo a las iniciativas deportivas que sitúan al país a la cabeza de la Europa de postguerra. La industria y los empresarios galos lo necesitan y el esfuerzo lo notará también la población.

Obviamente, La Sarthe y la Coupe Rudge-Whitworth se ven beneficiadas por esta vorágine. 

La precariedad de la zona de salida y meta del circuito en 1923 da paso en 1924 a construcciones permanentes que serán abandonadas al año siguiente por desavenencias con el propietario del terreno. En todo caso, se disponen más espacios para carpas y elementos pasajeros que servirán para acoger a los participantes y al público; se amplían las gradas, se mejoran los servicios y se multiplican los lugares desde donde disfrutar de la prueba. La propia pista se vuelve a acondicionar a pesar de que el recorrido sigue atravesando carreteras rurales. La noche también se prepara minuciosamente: más iluminación, aunque el ejército vuelve a prestar sus reflectores de acetileno para ayudar a los conductores en los lugares más comprometidos durante la oscuridad.

El éxito de esta segunda edición parece asegurado de antemano. No obstante, dado que las críticas a la carrera de 1923 habían puesto su énfasis en la meteorología adversa y en lo facilita que había resultado, L'Automobile Club de l'Ouest traslada las fechas del evento al final de la primavera, a los días 14 y 15 de junio, concretamente, y endurece la normativa para todas las categorías. Émile Coquille, en consonancia, pone en juego una segunda copa, la Rudge-Whitworth bianual que convivirá con la trianual, lo que definirá que la edición de 1924 se llame Coupes Rudge-Whitworth (en plural). La grafía Le Mans sigue sin aparecer. No lo hará hasta 1928.

El fenómeno tiene tal calado que trae consigo que haya equipos y pilotos que comiencen a preparar la carrera incluso haciendo peligrosos recorridos de noche, a la luz de los faros, y que la creatividad esté a la orden del día a la hora de reforzar los vehículos en sus partes más delicadas. El vencedor será uno de ellos.

Y bien. Se incriben 40 participantes pero sólo treinta y nueve estarán en la salida, de los cuáles, únicamente dieciséis verán la ajedrezada veinticuatro horas después —los comisarios excluirán a los vehículos números 38 y 40 (el Chenard & Walcker de Pierre Bacqueyrisses y Georges Delaroche, y el ALBA de Raoul Roret y Bruno Calise), por no haber completado la distancia mínima requerida.

La escabechina (23 abandonos en total) se debió, fundamentalmente, a la dureza de las nuevas reglas y a la ola de calor que sufrió la región de Sarthe aquel junio. O bien los radiadores no aguantaban, las juntas se dilataban o el aceite alcanzaba el grado de ebullición, o los motores se incendiaban, como le sucedió al Chenard & Walcker de los ganadores de la edición anterior... o, simplemente, las altas temperaturas pasaban factura a neumáticos, frenos y pilotos...

En 1924 vence el Bentley de 3 litros del Capitán John Francis Duff y Frank Clement habiendo dado 120 vueltas al trazado de La Sarthe —ocho menos que lo conseguido en 1923—, con penalización incluida por haberse tomado las cosas con demasiada tranquilidad en el último relevo. En segunda posición, con giro perdido, aparece el Lorraine-Dietritch de Henri Stoffel y Édouard Brisson; y en la misma vuelta pero más retrasado, concluye el Lorraine-Dietritch conducido por Gérard de Courcelles y André Rossignol.

Las 24 Horas de Le Mans en su formato germinal han arrancado de verdad, pero hay quien dice que más de un integrante del público mascullaba putain de rosbif! al abandonar el circuito...

Os leo.

< Jazz-Band, 1923 [#24LeMans 01]
> Dureza, 1925 [#24LeMans 03]

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