sábado, 10 de noviembre de 2018

E.T. en Brackley


Cuando todo esto haya pasado, habrá quien no recuerde que Bottas fue sacrificado en Rusia para que Hamilton llegase holgado a su quinto Mundial. Los números enmascaran estas cosas, porque en el fondo, sirven para enmascararlo todo.

Hoy hemos recibido la visita de uno de esos personajes cada vez más abundantes, que creen a pie juntillas que «los medios marcan claramente la realidad», e imagino que se refería a «la realidad que quieren los medios que veamos», esa misma realidad en la que Esther Álvarez no ha ganado el Mundial de Media Maratón en la categoría de veteranos, sencillamente porque, salvo en contadísimos casos [Ganar un campeonato del mundo es algo impresionante], nuestro periodismo deportivo ni se ha dignado mencionarlo...

Ésta es una muestra entre la muchas que tengo a mano, pero a lo que vamos: resulta paradójico que con el inagotable caudal de posibilidades que ha puesto a nuestra disposición internet, el personal siga prefiriendo la frialdad del dato al análisis de su sustancia.

Es verdad que Hamilton ganó el Gran Premio de Rusia, pero tan cierto es que Mercedes AMG hizo que lo perdiera Valtteri Bottas, porque el finlandés iba a ganarlo, en esto coincidimos todos. No obstante, los récords y los números son para el británico y al de Nastola no le quedan ni las migas en el plato. Y aquí entran en juego los necios, los que leen las temporadas a golpe de dígito porque la prensa no es gilipollas (sic) y cuenta la realidad (sic, sic, ¡pimpampúm!) olvidando lo que ha sucedido pero no merece la pena contar.

Y así las cosas, en Brackley milita E.T. como segundo piloto, y anda ahora el pobrecito señalando el cielo mientras recita ¡mi casa, mi casa! y reclama su derecho a ganar el Gran Premio de Brasil. ¿Está tonto Valtteri o qué...?

Pienso que no. Es más, pienso que Bottas merece dejar de ser el mayordomo de Hamilton siquiera por una miserable vez.

Os leo.

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