domingo, 8 de abril de 2018

¿Quién se acuerda del Halo?


Los que saben de qué va la cosa son los jubilados que protestan puntualmente por la revalorización justa de sus pensiones y las nuestras, y no por la protesta en sí, sino por la insistencia, por el repetir, por ejercer en la queja de mosca cojonera.

Es una actitud viejuna que los millennials desprecian como si fuese importada por un extraterrestre o saliera de alguna escondida página de la Historia. El chavalín muestra su malestar uno o dos días, tres a lo sumo, quizás cuatro, pero luego lo deja porque están la novia y los amigos, la consola, el último modelo de móvil, aparentar mucho o poco en Youtube o en redes sociales, hacerse selfies... 

El patrón de las películas y novelas antiguas jugaba siempre a su favor con el cansancio del obrero protestón. La huelga servía de algo mientras duraba. Así nacieron las bolsas de resistencia y también los esquiroles, y los matones que daban palizas o matarile a los rebeldes más bravos. Hoy es día estas cosas son mucho más fáciles de resolver porque el adulto también se queja poco y sin levantar demasiado la voz. Ya tiene bastante con las mensualidades del coche, con la hipoteca, con sacar a los críos adelante, como para meterse, además, en aventuras románticas...

La FIA también sabe de qué va la cosa y nos torea consciente de que tarde o temprano dejaremos de quejarnos. El Halo, por ejemplo.

Cuando el verano pasado se nos dijo que el bendito cachivache cubría a la perfección el 90% de posibilidades de accidente que podía sufrir la cabeza de un piloto, se nos estaba engañando porque lo importante está precisamente en el 10% que no cubre. Vamos, que como siempre, la que se cubría las espaldas ante cualquier coyuntura desfavorable era la FIA.

Nos hablaron del accidente de María de Villota y de Jules Bianchi, pero ambos serían impensables en la actualidad porque se han tomado medidas para que no se repitan y sin necesidad de la intervención del Halo. No sirve tampoco para un accidente como el que sufrió Massa con el muelle de Barrichello porque de eso se encargan las medidas adoptadas en el casco ya en 2009. Ante un neumático en vuelo libre... sí pero.

Dependiendo del ángulo de acceso de la rueda al monoplaza el Halo resultaría efectivo. Frontal o lateralmente, desde luego, pero si ataca desde arriba surgen las incógnitas. Tampoco se habla de las afeitadas de Sutil a Schumacher en Abu Dhabi 2010, Grosjean a Alonso en Bélgica 2012 o a Alonso a Raikkonen en Austria 2015, ya que son problemáticas debido a que la solución entraría a formar parte del problema...

¿Qué tenemos entonces? Pues nada nuevo, la verdad. Un trasto que ralentiza la salida del piloto y dificulta su extracción, que en según qué circunstancias podría agravar los accidentes, que no asegura que un neumático no rompa el cuello a un conductor, y que en lo banal: entorpece la visión del espectador amén de que afea los vehículos.

He dado muchas vueltas a todo esto y antes de semana santa —luego me resultó imposible—, intenté indagar sobre la cuantía de los seguros que pagan la FIA, el FOM o los equipos, y aunque francamente no he sabido sacar nada en claro, lo que sí parece razonable pensar es que se hayan contenido o reducido gracias a la aplicación del Halo este año. Ahí sí, ahí parece cobrar una importancia clave.

Os leo.

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