No sé por qué imaginaba que la posibilidad de parecerse a Fangio, siquiera en números, podía servirle como revulsivo a un tetracampeón del mundo que consiguió su cuarta corona con pasmosa facilidad porque el rival decidió suicidarse, deportivamente hablando.
Esta parte es la que más me noquea. Las pocas cosas que he leído sobre Lewis Hamilton estos días lo refieren como un tipo que atraviesa un bache del que sin duda saldrá algún día (esperamos), como si el esfuerzo de llevar cuatro títulos a las espaldas le supusiera algo así como un atenuante ante una situación que, se mire como se mire, no hay por dónde cogerla.
Por lo que se ve toca entender al británico, no hay más. Toca aceptar que nuestros campeones no son como los de antes: furia, ganas, hambre a todas horas, no sólo cuando los alisios son favorables. Y hablo en plural porque a Vettel le paso parecido en 2014 aunque haya remontado luego, para qué vamos a negarlo.
En fin, a lo que vamos: esta neofigura del matador blandito me supera, lo reconozco. También es verdad que lo de Lewis viene de lejos, que ya en 2008 recurrió a Uri Geller para encontrar el equilibrio en la Fuerza antes del Gran Premio de China de aquel año [El truco final], pero allí y aquí, encuentro que la prensa internacional y patria ejercen de supernanny en vez de un Rocky Balboa entrenador, o yendo un poquito más en serio, del siempre solvente y directo Frankie Dunn:
—A ver, imbécil. Eres el campeón y en el cuadrilátero te vas a comportar como tal...
Doy por sentado que vivo mis últimos días como bloguero con excesiva fijación por los medios. Empecé por ellos y no voy a ocultar ahora ni que la cabra tira al monte ni que ellos han sido todos estos años uno de mis frentes preferidos, más si cabe, conociendo de buenísima fuente que la prensa japonesa acreditaba a chiquillos de 15 años en 1971.
De aquellos lodos estos barros, que diría mi abuela. No se deben pedir peras a un olmo y los gacetilleros afines a Hamilton no van a cambiar de la noche a la mañana. No hay pilotos británicos en la parrilla salvo el excelso y caprichoso hijo del viento, y a muerte con él, como no podía ser de otra manera. Y si hay que cantarle las nanas del velociraptor para que concilie el sueño, se las cantamos a capella. Todo sea porque no se note que no es ni medio normal el mal que aqueja al de Tewin en este inicio de temporada.
Algodones... Viciaron a Sebastian y están manoseando en exceso a Lewis, porque no estamos ante un vulgar Nico Rosberg que lloraba después de haber sufrido lo que no está escrito para conseguir su victoria absoluta en 2016. Tenemos ante nosotros un individuo que podría caminar sobre las aguas si quisiera. Conduce una de las mejores creaciones de todos los tiempos, comparte colores con un Valtteri que sabe perfectamente qué lugar ocupa en el mundo. Tiene a mano emular al Chueco, pero ha decidido que necesita mimines, de su escudería, de todo Dios...
Recuerdo al chaval de Miguel de la Quadra Salcedo, aquél gigante a quien una vez estreché la mano, contando que su padre no le impedía salir de noche ni llegar a las tantas de vuelta a casa, aunque a la mañana siguiente le despertaba temprano simplemente desviando la manguera de riego hasta mojarle...
No tenemos héroes como los de antes, pero mi hijo ha cumplido 28 años esta misma semana y por experiencia sé que hay momentos en la vida en que quien tiene la autoridad debe ejercerla. Pedirle a la prensa británica que dé un paso al frente para despertar a Hamilton es demasiado pedir, pero considero que alguien, ahora mismo, ya, debería insinuarle a Lewis que está haciendo el bobo porque como nos descuidemos, puede resultar tarde para todos.
Recuerdo al chaval de Miguel de la Quadra Salcedo, aquél gigante a quien una vez estreché la mano, contando que su padre no le impedía salir de noche ni llegar a las tantas de vuelta a casa, aunque a la mañana siguiente le despertaba temprano simplemente desviando la manguera de riego hasta mojarle...
No tenemos héroes como los de antes, pero mi hijo ha cumplido 28 años esta misma semana y por experiencia sé que hay momentos en la vida en que quien tiene la autoridad debe ejercerla. Pedirle a la prensa británica que dé un paso al frente para despertar a Hamilton es demasiado pedir, pero considero que alguien, ahora mismo, ya, debería insinuarle a Lewis que está haciendo el bobo porque como nos descuidemos, puede resultar tarde para todos.
—A ver, gilipollas. Eres el campeón y se acabó el estar en Babia...
¡Qué drama más tonto, «queen»! Os leo.
3 comentarios:
Se llama falta de motivación. Cuando te pasas tanto tiempo ganando tan fácil se te apodera la melancolía. Herbert sabe mucho de desmotivaciones creo.
Hace poco una enfermedad me robó a un bloguero que me ha dejado un poquito huérfano.
Y no siempre una retirada a tiempo es una victoria.
Piense en no poner fecha final a sus entradas Caballero.
Un saludo
Sr. Polyphenol
El problema de Hamilton es que este año por fin hay un piloto con un coche tan rápido como el suyo que ademas potencia su única virtud que es el clasificación,y ganarle a Vettel si está cómodo con su coche el sábado es imposible.Ni uno de los mas grandes de este deporte como lo es Alonso pudo va a poder Hamilton que es muy inferior.
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