jueves, 5 de abril de 2018

Los sacrificios


No soy el único al que se le ha pasado por la cabeza. Tampoco he sido el primero ni seré el último, pero visto lo visto que ocurrió en el pasado Gran Premio de Australia y la poca mano que mostró el wall de Brackley para responder la lanzada de anzuelo de Ferrari, me pongo en el pellejo de Hamilton y pienso: ¡Ostras Pedrín! ¡Que a lo peor pretendemos dar muestras de flaqueza por evitarnos problemas con la FIA y Liberty Media y el que acaba con un bonito siete en el traje soy yo...!

Esto de las maquinaciones da para mucho pero ya no es como antes. Hace unos años, ser considerado conspiranoico suponía casi un regalo caído del cielo porque significaba que eras de los pocos que se atrevían a pensar diferente. La vida pasa, la gente se aficiona a pensar de otra manera y a ver gatos encerrados por todas partes, y al final te encuentras con que para seguir siendo diferente (de verdad) tienes que hilar cada vez más fino.

Y el caso es que Lewis está jugando a lo mismo que jugó durante 2016: a dilatar el cierre de su cantada renovación por Brackley con la intención de asegurarse un trato realmente preferencial; vamos, que lo que podría estar pretendiendo es llegar comodísimo al ecuador del campeonato.

Obviamente aquí no pintarían nada ni Ferrari ni Liberty Media. Sería, por tanto, una cuestión intramuros en la que Mercedes AMG podría estar aplicando un pequeño correctivo a su chico estrella con el objetivo puesto en que deje cuanto antes de hacer el gilipuertas.

Así, bote pronto, me vienen a la cabeza las advertencias de Norbert Haug a Fernando Alonso en 2007 y las palabras de Otmar Szafnauer a Checo y Esteban [Hablando claro]. Por desgracia para Hamilton los patrones también tienen mecanismos correctores, y lanzan avisos y exigen sacrificios y confianza, porque por encima de personalismos y luces de focos, la Fórmula 1 es un deporte de equipo. Y también aprenden de lo vivido, en este caso de lo sucedido con la dilatación de la renovación en 2016. De forma que me pongo en el pellejo del de Tewin y pienso: ¡Ostras Pedrín! ¡Esto puede ir en serio!

Os leo.

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