lunes, 30 de abril de 2018

Marko, Marko, Marko...


En Red Bull se saca a pasear la igualdad de oportunidades como en los entierros se charla sobre lo bueno que era el finado en vida. Webber gozaba del mismo estatus que Vettel, Ricciardo también, y por supuesto, el australiano tiene el mismo trato que Verstappen. ¿Cómo se puede dudar ante tanta evidencia?

El caso es que ayer mismo escribía sobre lo políticamente correcto antes de que diera comienzo el Gran Premio de Azerbaiyán [Flavio no contamina], y la casualidad quiso que en la pista pudiésemos contemplar de qué sirve ser políticamente correcto cuando tiras todas tus opciones a la basura por consentir una situación en la que Max Verstappen ejerció su derecho de pernada sobre Daniel Ricciardo casi desde el minuto uno.

Tengo meridianamente claro quién fue el responsable de lo sucedido sobre el asfalto, pero en un deporte en el que el piloto está literalmente en manos de sus ingenieros y muro, la responsabilidad final cae sobre los hombros de un Christian Horner que actuó de manera estúpida y negligente y no supo manejar la situación, o no quiso, que para el caso da lo mismo.

Red Bull sale de Bakú con el rabo entre las piernas y bastante dañada. Visto lo de ayer, resulta evidente por qué Ricciardo quiere garantías para continuar en Milton Keynes y por qué el New Vettel le viene demasiado grande a Verstappen. También aparece nítidamente dibujada al trasluz la sombra de herr doktor Marko, ante quien siempre hay que ser políticamente correcto en el seno de la austriaca. Él manda pero nadie lo dice, ni siquiera cuando hace agua su concepción de cómo llevar una escudería en pleno siglo XXI.

Max necesitaba tiempo de madurez. Estuvo bonito que lo auparan a Red Bull sacrificando a Daniil Kvyat porque Heineken precisaba de una ascendente estrella holandesa antes de apostar definitivamente por la Fórmula 1 [Ecclestone credits Verstappen for Heineken deal], pero seguía necesitando tiempo. Y lo necesitó el año pasado. Y por lo que llevamos viendo en 2018, ahora es cuando tanto él como su equipo pueden haber comenzado a vislumbrar lo necesario que habría sido ese tiempo, y seguramente un par de collejas también.

Meterle en la cabeza a Verstappen lo de ser el nuevo Vettel en Red Bull no se le ocurre ni al que asó la manteca [Verstappen follows Vettel as Helmut Marko's «new project»].

Pero a Marko sí se le ha ocurrido, y si sumamos la corrección política de Horner y la permisividad federativa con el hijo de Jos, puesta de manifiesto también en Azerbaiyán, tenemos una bomba de relojería. En pista porque los demás componentes de la parrilla ya le han tomado la medida y rara será la carrera en la que no protagonice algún disgusto; y dentro de la escudería de las bebidas energéticas porque el ambiente se ha enrarecido de forma innecesaria, y porque «Bad boy» se queda y posiblemente Daniel se vaya.

Dice el buen periodismo que detrás de toda noticia siempre hay uno o dos personajes que nunca salen en la foto. Ayer, en el desastre de Bakú, también estaban Horner y Marko... 

Os leo.

7 comentarios:

enrique dijo...

Más allá del accidente, a mi lo que me resulta incomprensible es como se obcecó en los diferentes adelantamientos que intentó el australiano. El accidente es consecuencia de todo lo que pasó antes. Mal Red Bull por no saber gestionar eso. Una indiscreción si se me permite; Red Bull bajó al ruso para que se tranquilizara, y no hizo ni la mitad de lo que ha hecho el holandés.

@CTV_1973 dijo...

Yo creo que Ricciardo demostró mucha paciencia detrás de Verstappen, (tenía más ritmo que él) lo probó varias veces y esperó hasta tenerlo maduro, incomprensiblemente toda esa ventaja se perdió tras la parada en boxes y ahí ya no quedaba tanto tiempo y Daniel veía cómo se le escapaban sus opciones de luchar con Bottas por un hipotético podio.
De todo lo que rodeo al incidente me quedo con la cara de Newey al irse del muro, yo creo que se iba preguntando por qué no los mandaba a todos al ***
No me gusta Verstappen, no me gusta su entorno, no me gusta nada Markko y no me gusta nada todo lo que le están consintiendo al chaval, ni me gusta ni lo entiendo, por qué a él sí y a los demás no. En un deporte como este, donde el coche marca tanto las diferencias no hace falta que dirección de carrera las marque más todavía.

Anónimo dijo...

Si al niño de oro se le empieza a conocer ya como Max Desguacen, mal vamos... Pero no es sino un reflejo del mundo en que vivimos: un propietario que sólo le pone ojitos a su preferido y al resto que le vayan dando; un jefe de equipo que cumple a la perfección con el principio de Peter, no pasa de ser un incompetente; y un niñato con unas condiciones bárbaras que se cree que hasta los Rolling Stones deberían ser sus teloneros porque él es El Elegido.

Como nadie tiene el valor de pegarle dos tollinas al niñato, poner al jefe de equipo frente al espejo ni de decirle al consultor del equipo que deje de decir sandeces para asegurarse el sueldecito, así les va.

enrique dijo...

Una aclaración: Como se obcecó Max con Ricciardo. Releyendolo, entiendo que pueda causar confusión.

Anónimo dijo...

Crash Verstappen..... O cómo joder una carrera tras otra.

Anónimo dijo...

Horner es más listo que el demonio. Tiene las manos atadas por la política que envuelve al fenómeno Verstappen.

Ricciardo le saca los colores en pista otro año más, y ya no saben cómo ocultarlo. El niño no madura y toda la seriedad de RedBull se va con él al traste.

Tampoco es que de momento pierdan mucho, les llevará años volver a ganar. Apuestan a todo o nada con él. El tiempo dirá. Yo creo que hacen mejor negocio dejando que se vaya a otra escudería, es un caso perdido si no cambia su mentalidad.

Lastra dijo...

Totalmente de acuerdo con @CTV_1973, a mí tampoco me gusta el entorno de Max y creo que están estropeando a quien podría ser un gran piloto por las innegables condiciones que demuestra, al no saber ponerle límites.

Desde luego que Ricciardo tiene una parte de responsabilidad en lo que ocurrió, ya que al final es él quien pierde el control y golpea por detrás a Max, pero puesta toda la carrera en la balanza su responsabilidad es mínima. La principal se la reparten el holandés y el equipo a partes iguales.

Lo curioso en el destino del aussie es que para que pueda ir a un buen asiento alguien se ha de ir, bien Kimi al retiro, bien Bottas a una escudería menor (también queda la posibilidad de que Ham se canse y se vaya a rapear). Y todo porque el asiento que él deje libre en Red Bull prácticamente no puede ser ocupado por ningún piloto ya consagrado.

Daniel no solo es un gran piloto sino también un gran tipo y me dolería que no encontrase un asiento conforme a sus merecimientos.