Pulpo, animal de compañía

La debacle sufrida por Ferrari en Abu Dhabi ha desatado a los zombies, de manera que los que nos han aburrido con datos y objetividad a raudales durante el transcurso de la temporada que ya hemos cerrado y en cuanto a criticar a Fernando Alonso se refiere, of course!, no están reparando en esfuerzos para que creamos que la victoria de Sebastian Vettel en el mundial de pilotos no puede ser empañada ni tan siquiera por una mota de polvo, pues ha sido obtenida con absoluta limpieza deportiva y por méritos propios.

Lo chusco del asunto es que en esta vorágine talibán de aparente nuevo cuño, los que han dicho hasta la saciedad que reflexionaban cuando sólo criticaban, los que nos han puesto las orejas rojas reflexionando de aquella manera, se están empeñando denodadamente en que no reflexionemos nosotros, precisamente nosotros, y como decía aquél: ¡hasta aquí podíamos llegar!

En sintonía con este cuadro de pinceladas gruesas, no ha bastado que un servidor escribiera una entrada apenas dos horas después de que terminara la carrera, en la que hacía un llamamiento a la aceptación de la derrota. Tampoco se ha tolerado que en la noche del domingo escribiera otra referente a una prueba que había sido pintada de color de rosa por los mismos hipócritas que no se han cortado ni tanto así en cargarse a un piloto y sus opciones, el australiano, y que embadurnaron la ratonera de Abu Dhabi con un apestoso velo de ventajismo con la ayuda de Toro Rosso y Renault. Menos se ha consentido que un tipo como yo, que ha llenado su blog con numerosas referencias a lo saludable que resultaría que el auténtico deporte resplandeciera realmente en la F1, tuviera ayer la ocurrencia de recordarle a Petrov que mostrarse generoso en pista engrandece a un deportista y no lo merma, y que la historia del automovilismo está repleta de bonitas referencias.

Se nos llena la boca recordando la nobleza de Collins dejando su coche a Fangio; el arrojo de Merzario, Ertl y Edwards al parar sus vehículos para salvar la vida de Lauda; la bajeza de Pironi apuñalando a Villeneuve por la espalda en Imola. Aceptamos que un tipo como Mark Webber, quien se estaba jugando el campeonato en Corea, recordemos, abandonara la necesaria concentración para resolver su propia papeleta en aras de velar por la seguridad de sus compañeros ante los responsables de la FIA… Se nos llena la boca, como digo, pero no hay huevos de poner los puntos sobre las íes donde realmente hace falta, porque esto va de gladiadores que se crecen precisamente cuando llevan a Fernando a su estela.

No me estoy quejando, aviso. Si me sigue atrayendo escribir sobre este negocio que lleva vitola de deporte es precisamente porque me mantengo tan lúcido como para aceptar que aunque las cosas no han salido como querría, conviene seguir indagando en las causas para que no se repita el artificio, y porque nunca me han gustado otras papillas que aquellas que me hacía mi madre cuando era pequeño y militaba en un mundo en el que todo era blanco o negro, carente de matices.

Pulpo, ¿animal de compañía? Lo siento, hasta que no coma de mi mano como hacen Hilargi, Bagheera o Marnie, permitidme que lo ponga en duda y busque mis propias respuestas.