Bisoñez

Contrariamente a la sensación que atenaza a prensa y aficionados al respecto de que parece que casi todo el pescado está vendido, la cita de Abu Dhabi se presenta repleta de interrogantes que no atañen sólo a los tres sastres que aún quedan en pie con las tijeras en la mano, ni a sus respectivas escuderías.

Por ahí queda el asunto del segundo puesto en la tabla de constructores, por ejemplo, en manos todavía de McLaren aunque con posibilidades reales de que Ferrari se pueda hacer con él, y el clavo ardiendo al que debe agarrarse Hamilton si pretende rubricar con broche de oro una temporada que de momento parece habérsele escapado como arena entre los dedos.

Curiosa y explosiva conjunción de astros que no ha recabado toda la atención que merece, pues la de Woking no puede consentir que la de Maranello se apodere de un puñado de puntos que a la postre supone un dineral a la hora del reparto de derechos, y su piloto estrella no se puede negar a jugar al todo o nada por lograr la victoria, toda vez que su compañero, el vigente campeón del mundo, está empeñado en ayudarle en la consecución de ese imposible.

¿Qué papel va a representar McLaren en Yas Marina? ¿Mero comparsa, espectador, justiciero, árbitro…? ¿A quién coño le importa?

La cosa tiene tanta miga que daría para varias barras de pan, porque haga lo que haga la británica, a buen seguro lo hará con toda la artillería bien dispuesta y en perfecto orden de revista, porque lo que se juega tiene tanta entidad como el título que supuestamente sólo tiene tres pretendientes y ninguna otra alternativa.

Lewis está ahí, no lo olvidemos, con una posibilidad entre un millón que no va a desperdiciar porque la suerte también cuenta, y siempre puede originarse una circunstancia en la que podrían coincidir situaciones como las sufridas en Spa por Fernando y en Corea por Mark y Sebastián… Es lo que ocurre por llegar a la última cita con las distancias tan apuradas.

Red Bull y Ferrari no las tienen todas consigo, y por parte de Whitmarsh y su gente sería muy irresponsable no tener preparada una respuesta adecuada para tamaña contingencia. McLaren va a luchar a brazo partido por arañar lo poco que le queda: defender el segundo puesto en el campeonato de marcas y las pocas posibilidades que le quedan a Hamilton. Apostar por lo contrario, obviarlo o mirar para otro lado, supone desdeñar la potencia de la segunda escudería de la parrilla, y yo no estoy por la labor de hacerlo.

¿Y en qué puede afectar todo esto a Fernando? Pues no tengo ni repajolera idea, lo confieso, aunque seguro que Domenicali y los suyos ya lo habrán valorado. Harina de otro costal supone meterse en las cabezas de Horner y su equipo, porque si a estas alturas siguen en su propia nube, sin las ideas claras y empeñados en no actuar como un único engranaje, a lo peor se encuentran con lo que no quieren por bisoños.

Hamilton está a tan solo 9 puntos de Vettel y a 16 de Webber, y es un firme candidato al subcampeonato si el título se escapa.