Llegamos a Interlagos, hay previsión de lluvia para este fin de semana, y lo único que se me ocurre escribir es lo que tantas veces hemos reclamado sin que nos hayan hecho puñetero caso, claro está.
El José Carlos Pace debería cerrar todos los calendarios, incluso ahora, cuando nos hemos acostumbrado a que el final de la sesión se firme en Abu Dhabi, deberíamos volver al trazado paulista para celebrar aquí un funeral por todo lo alto, con todos los honores, a lo Nueva Orleans, con música, caballos negros y pasacalles, que despida la temporada como Dios manda, básicamente porque debería estar prohibida otra forma de hacerlo.
En 2021, por ejemplo. Si la campaña no hubiese acabado en Yas Marina después de pasar por Losail y Jeddah, y lo hubiera hecho en Interlagos, el enfrentamiento Hamilton y Verstappen, a igualdad de puntos aunque con el holandés en cabeza de la tabla por lo de las mejores posiciones, Michael Masi lo habría tenido chupado y nos habríamos ahorrado más de un dolor de cabeza porque el brasileño es un trazado definitorio, complicado y dulce a ratos, exigente siempre, y Max habría vencido sin levantar tanta ampollita flanderiana entre las filas de los medios británicos.
No tengo palabras para explicar lo que sentiré el lunes. Tres semanas de libre disposición y luego Las Vegas, Losail y Yas Marina, tres monigotes y sin posibilidad de volver a escuchar a Amy Winehouse cantando Back to Black...
Os leo.
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