Quizá la magia del Gran Premio de México resida en ese ejercicio tan a desmano ahora que llamábamos antes «recordar».
Los jóvenes, aunque se resistan a ello y les moleste cuando se lo mencionamos, están impelidos a consumir el presente sin valorar el mañana ni el ayer. Vivir le dicen. Recordar es otra cosa, y sólo es posible cuando te has molestado en acumular víveres para cuando ya no queda nada o Liberty se empeña en tratarte como un crío, aunque sepas distinguir a la legua que su modelo, de haber estado vigente cuando la Fórmula 1 todavía significaba algo, nos habría impedido disfrutar de logros que ayudaron a forjar los dioses de antaño y amamantaron nuestras más bellas leyendas; sí, esa misma categoría de cosas que son utilizadas como coartada para mantener fresco el estímulo y la peña siga consumiendo porque consumir es vivir, como en el McDonald's.
Os leo.
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