Álex me recordaba a partir de la entrada del sábado [Saber perder], que cada nueva buena actuación del madrileño supone un clavo más en el ataúd de Hamilton en 2025, y le voy a dar la razón en público porque su lógica no está exenta de miga, como de costumbre, y, entre los dos, hay suficiente confianza como para que volvamos a reírnos juntos, incluso con esta entrada que habla de todo y de nada.
Bueno, exactamente me ha dicho: «cada punto de Carlos es una tonelada más en la mochila del GOAT», y puesto que ambos sabemos que, entre bambalinas, hablábamos de los mohínes cicateros de monsieur Vasseur con el español, justo es reconocer no había tenido yo esa ocurrencia que explica bastante bien por qué el francés mira torcido cada logro de Sáinz.
El año que viene Lewis se va a enfrentar a Charles, pero también al legado que deje Carlos en la rossa, y, obviamente, cuanto más alto ponga el pabellón el exiliado forzoso de Ferrari peor lo va a tener el más grande todos los tiempos para sentar sus reales en La Scuderia con comodidad, único ámbito profesional donde desarrolla sus numerosas virtudes. Leclerc podría ser, aunque no comulgo con eso, como os sucede a muchos de vosotros, pero Leclerc-Sáinz, y al paso que va la cosa en 2024, sin duda va a suponer un pesado lastre del que igual no se recupera el británico.
Habrá que verlo, y estaremos para contarlo, desde luego, pero tiene su gracia que cuatro ojos sigan viendo mejor que dos.
Os leo.
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