jueves, 21 de abril de 2022

El tercer gin tonic

Como sabéis, más que de gin tonic soy de whisky, whiskey o bourbon, seco siempre, y permitidme que dedique esta entrada a los integrantes de la Cofradía del Tercer Gin Tonic, que andan los pobres pensando que los llamo borrachos, cuando lo que hago utilizando este concepto es sustantivar que a partir del segundo lingotazo es cuando se percibe la talla del artista, cuando aflora la maestría en la composición y el pergeño de ideas, o, en su caso, cuando se demuestra que no todo el mundo vale para según qué cosas.

Sea como fuere, hoy hay mucho que celebrar, como si fuese un 22 de diciembre cualquiera, que a quien no le ha tocado el gordo de la lotería le compensa tener salud o pensarse amado, y es que si daba purrús escuchar a los de los chismes sobre la renovación de Carlos Sáinz, una vez conocido que el madrileño sigue en Ferrari hasta finales de 2024, produce mucha vergüencita ajena comprobar (una vez más), que no hay orgullo torero cuando toca competir con incels y párvulos en aquello del yo lo dije primero...

Me queda poco defendiendo Stalingrado, supongo que se nota, aunque tampoco os alarméis: le prometí a Cata que nos casábamos al verano siguiente de conocernos y tardé en cumplir mi palabra casi seis años. ¡Mamá...!, ¡¿tú crees... que soy lento...?!

Sí, soy lentotxu pero lo llevo bien, como el chaval del anuncio. También soy viejo y esta característica me otorga algunas ventajas, como saber de antemano que en cuanto Williams anuncie que en 2023 montará unidades de potencia Renault el tema Piastri en Alpine dejará de ser importante...

En fin, hoy no tengo absolutamente nada de qué quejarme. Elegí esto de disolverme suavemente en la nada como afloré en ella en 2007, y aunque a veces resulta duro, doy por generosamente compensada cada letra que he escrito en esta bitácora; porque, como decía al inicio, lo importante es que las historias salgan buenas aunque luego no se concreten. Que siempre haya algo con lo que gozar o algo divertido que recordar...

Rober, cuánto te extraño, cabrón...

Os leo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Espero, y estoy seguro que no soy el único, que te replantees lo de disolverte en la nada.
Un saludo.
Álvaro.

Erathor dijo...

Esto va a ser como el final de un concierto:

- Ooootra, oooootra, ooootra.

Y,por supuesto, más de 25 minutos de aplausos en la ovación final.

Un abrazo!