lunes, 4 de abril de 2022

El didgeridoo

Ya estamos en semana de Gran Premio y comienza a oírse a lo lejos el sonido del didgeridoo. Lo escuchamos brevemente a comienzos de 2020, luego llegó el COVID al paddock de Melbourne y no hemos vuelto a pisar Australia desde entonces...

Hace frío en Gorliz aunque pronostican los meteorólogos que mejorará a partir del miércoles, suficiente para ir recobrando la temperatura que se pierde a poco que pases un rato en redes sociales. 

Tampoco es que disponga de mucho tiempo para desperdiciar comprobando cómo nuestro cerebro difiere muy poco del de los chimpancés, y que basta un impulso que enajene al jefe de la manada para que ésta olvide que el ejercicio de la razón nos ha distanciado de los primates en la escala evolutiva. 

No sé, hay pensamientos que huelen a mierda y, honestamente lo digo, no creo que sea el momento para comparar calidades de caca en la escala de Bristol para heces. Así las cosas, disculpadme que deje disputando a las moscas el hallazgo de la verdad en Bucha a los Vidal, Talegón, Jiménez, Gisbert, etcétera, y permitidme que, como el canguro de la imagen de entrada, disfrute de un rayo de sol mientras escucho el didgeridoo que anuncia lo cercano que queda Albert Park.

¡Padre, ¿por qué nos has abandonado?! Os leo.

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