—¡Vasquez, cúbreme...!
A los que a mediados de 2018 les dio por renegar públicamente de Zak Brown, como Pedro de Jesucristo al pie del Monte de los Olivos, habría que regalarles un bono para el oculista y tal vez un kit de supervivencia, especialmente a los que entonces se autocatalogaban como mclarenistas de toda la vida para dar más énfasis a su pesimismo.
Hay más pureza repartida por las escuderías de la parrilla y los equipos integrantes de la Liga Profesional de Fútbol, pero entended que no era cuestión de aburrir el texto pormenorizando todas y cada de las genuinas expresiones de lo que supone amar un deporte y un equipo, o un piloto, y arrear con las consecuencias, sino, más bien, de propinar un par de sonoros sopapos a los numerosos imbéciles que se auto proclaman yo qué sé qué con tal de dar la nota y ganar un poquito de cariño en redes sociales.
Ésta es la McLaren que nos prometió el californiano en julio de 2018, ni más ni menos.
En IndyCar la cosa va bastante bien. Arrows McLaren SP colocó a Pato O'Ward en tercera posición el año pasado, detrás de Palou y Newgarden, hoy el mexicano navega nono en la general pero todavía hay tiempo para sustos y alegrías porque la temporada recién acaba de comenzar. En Fórmula 1, del sexto puesto firmado en 2018 se pasó al cuarto en 2019 y al tercero en 2020, para volver a clavar el cuarto en 2021 tras la remontada de Ferrari... finalizando abril de 2021, Woking va en cabeza del mundo que queda detrás de las tres grandes.
Hay infinitas maneras de «no verlo», o de practicar el onanismo negando siempre la mayor con tal de continuar pareciendo especiales ante la plebe, tocados por la varita mágica de la divinidad, dale que dale con la diestra o la siniestra, arriba y abajo, supuestamente portadores de una verdad inaccesible al vulgo, tan molesto a todas horas; pero al final lo veraz se impone y McLaren se parece hoy en nada a la última de Ron Dennis, y Daniel y Lando chutan, y el segundo tocaba podio este domingo pasado por segunda vez consecutiva en Emilia-Romagna, y la peña era infinitamente feliz sin el concurso de los traductores del discurso, los listos y listas de la clase, experimentando en crudo las sensaciones que destilan las carreras, simplemente sintiendo de qué va y ha ido siempre la F1.
Da gusto verlos. El equipo al completo celebrando un tercer cajón del podio como si fuese una victoria. Y qué más da ahora quién tenía razón hace cuatro años, ¿no?
Os leo.
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