A pesar de que la semana se me está enredando de mala manera, no quiero dejar pasar la ocasion de mencionar la victoria de Marcus Ericsson en el Music City Grand Prix celebrado este pasado fin de semana en Nashville, el santuario del country, toda vez que tenemos el Grand Prix of Indianapolis llamando a la puerta.
Con Colton Herta en posición de pole y Álex Palou partiendo desde la plaza nona —clasificó con el tercer mejor tiempo pero había sido sancionado previamente con seis posiciones en parrilla por cambio de motor—, el Music City iba a producir mucha música, aunque no celestial precisamente. Pero no adelantemos acontecimientos.
Nueva amarilla y nuevo reinicio, hasta que Scott McLaughlin y Ed Jones chocaban ocasionando la tercera amarilla de la jornada, la más breve de todas. Pero giros después del relanzamiento, concretamente en el 19, Power trata de adelantar a Pagenaud y lo manda al muro en zona ciega, con tan mala fortuna que Sato y Veekay no pudieron sortearlo y creaban un embotellamiento en el que se vieron atrapados once vehículos que ocupaban casi todo el ancho de la pista en diferentes posiciones, aunque quedaba libre un estrecho carril por el interior de la curva que fue utilizado por varios pilotos para escapar de la emboscada, entre ellos Ericsson, quien enjugaba de golpe el tiempo perdido en la reparación de su monoplaza y el cumplimiento de su sanción.
La primera bandera roja duró más de 20 minutos, tiempo utilizado por la mayoría de participantes para hacer los deberes en garajes. Herta continuaba liderando la carrera en el reinicio, con Rossi inmediatamente detrás, seguido por Dixon, pero la composición de la parrilla a partir del puesto diez había sufrido una interesante modificación que iba a resultar clave para entender cómo un conductor que partía desde la plaza 18, había sufrido un accidente y debía cumplir una penalización, acabaría llevándose el gato al agua.
En fin, después de la cuarta resalida detrás del Pace Car, Rinus Veekay terminaba en las protecciones, dando lugar a la quinta interrupción. Nuevo y rápido paso por pits pero esta vez con feo debate posterior, ya que Colton Herta reclamaba la primera plaza en el reinicio aunque había sido superado en la calle de boxes por Marcus Ericsson, Ryan Hunter-Reay y James Hinchcliffe, y por ese orden. Andretti pedía aclaración a Dirección de Carrera y ésta sancionaba finalmente que todo estaba OK pero con Herta como propietario de la cuarta plaza...
El californiano no estaba en absoluto conforme, y de la 36 a la 39 superó a Hinchcliffe y Hunter-Reay, colocándose segundo tras el sueco, con Rossi detrás, que también venía como un tiro. La presión de Herta sobre Ericsson duró muy poco porque en la vuelta 40 se decretó un nuevo periodo de caution, esta vez por culpa de un encontronazo en la mononera entre Power y McLaughlin, que fue aprovechado por Colton para quedarse sobre el asfalto, a pesar de que la decisión le acabaría costando la victoria.
Quedaban 30 giros para la conclusión cuando se volvió a abrir la pista en la 50, pero Pato O'Ward intentaba el asalto a Rossi y provocaba una nueva amarilla...
En el enésimo reinicio Herta había caído hasta la sexta posición. El líder era Marcus Ericsson. Scott Dixon era segundo y James Hinchcliffe tercero. En esos instantes Palou se acercaba a los diez primeros puestos y soñaba con salvar los muebles en la tabla general. O'Ward (segundo clasificado) estaba demasiado atrás en carrera y Dixon, aunque navegaba en la segunda plaza permanecía muy retrasado en el campeonato (tercero, por concretar), así que, salvo que éste ganase finalemente, con un poco de suerte el español podía retener el liderazgo en la NTT IndyCar series, y la tuvo.
Transcurridas tan sólo 5 vueltas, Cody Ware trompeaba, originando con ello el consiguiente caution. Nuevo relance y Herta con el cuchillo entre los dientes: de sexto a segundo en siete giros. Marcus aguantó bien el envite de Colton, quien bloqueó perdiendo un tiempo precioso en el mismo punto donde vueltas después diría adiós a la carrera provocando una bandera roja corta y terminal que práticamente definió el resultado final de la prueba.
Faltaban 2 giros, pero Dixon pensaba más en el campeonato que en la victoria y dejó ir a Ericsson, quien cruzaba primero la meta. Hinchcliffe cerró el podio. Álex Palou concluía séptimo, manteniéndose así líder de la general con 410 puntos, 42 más que su compañero Scott Dixon, y 48 sobre Patricio O'Ward, tercer clasificado.
Os leo.
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