domingo, 22 de agosto de 2021

Domingo y nombres propios

Terminamos un fin de semana cargado de emociones y ruido de motores, y lo hacemos con un agradable sabor de boca aunque también con alguna pizca de amargura. Álex Palou, por ejemplo, perdía en Bommarito el liderato de la NTT IndyCar Series en favor de Pato O'Ward, pero de la manera más cruel posible, con Veekay arruinando sus opciones en un mal movimiento. A cambio, Dani Juncadella alcanzaba el segundo cajón del podio en la cita del DTM en Nürburgring...

El plato fuerte han sido las 24 Horas de Le Mans, que comenzaron ayer con lluvia intermitente y han terminado bajo un sol todavía veraniego. Mehri abandonaba, Antonio García concluía en segunda posición en LMGTE Pro, a tan sólo 42 segundos del Ferrari ganador de la categoría, y Miguel Molina tenía que contentarse con hacerlo en la quinta plaza a 12 vueltas de Guidi, Calado y Ledogar.

Juan Pablo Montoya lograba cubrir las 24 horas aunque su coche acababa en décimo quinto lugar en la general, concretamente en el puesto 10 de los LMP2, y como cruz de la moneda, Robert Kubica, quien después de liderar la clase se quedó tirado mientras completaba el último giro a La Sarthe.

Ha habido de todo, obviamente, pero, fundamentalmente, un buen ambiente generalizado tanto dentro como fuera de la pista y allende las pantallas de televisor u ordenador, o dispositivos móviles, que nos ha permitido disfrutar de la victoria sin paliativos del Toyota GR010 Hybrid dorsal número 7, con dos vueltas de ventaja sobre el 8, en cuyo habitáculo se han dejado la piel Mike Conway, Pechito López y Kamui Kobayashi hasta cruzar primeros la meta.

Os leo.

2 comentarios:

Josemi dijo...

Que cruel es el destino siempre con Robert Kubica!!

No he podido seguir mucho la carrera este año, simplemente me conectaba de vez en cuando, pero me da la impresión de que no ha habido grandes dramas para los Toyota, despues del porrazo inicial al 8.

Erathor dijo...

Me pude ver las últimas 3 horas y, realmente, fue un palo. Todavia no se si fue tema de fiabilidad o combustible, pero sea lo que sea, Le Mans no perdona hasta el último giro.