Aunque sea febrero

Si todavía sigues albergando dudas al respecto de si tu cerebro está procesando correctamente lo que tus ojos han visto esta semana que pasaba con Toro Rosso y Honda, a lo mejor convendría que te dieras una ducha tibia tirando a fresquita, que no anda el tiempo como para andar asumiendo riesgos innecesarios.

Toro Rosso incorpora (de momento) una versión optimizada del concepto de unidad de potencia japonesa que se estrenó el año pasado, tal y como anunciaba hace unos meses el señor Hasegawa [Honda dice que su unión con Toro Rosso será más «igualitaria» que con McLaren]. 

Sí, soy consciente de que muchos se echaron unas risas y seguramente a ellos les recomendaría una buena ducha fría y que releyeran luego lo que escribí a finales de diciembre: «¿Recordáis cuando se nos decía que la japonesa estaba tan perdida que iba a rehacer su proyecto y que así no podía ser? Pues no: "Seguimos desarrollando el motor. Seguirá siendo el mismo concepto de unidad de potencia que este año, así que podremos utilizar el actual propulsor como punto de partida"» [Honda y Toro Rosso].

El caso es que apenas cuatro días después saludaba desde Nürbu al señor Tanabe, sustituto del señor Hasegawa: «Aparte de este sencillo razonamiento que entendería un chiquillo de parvulario, hay por ahí otro problemilla que resuelve disponer de propulsores 2017 en la campaña 2018: Honda sólo ha jugado con un equipo desde que llegó al Circo en 2015. El de Faenza, en sentido estricto, supone una oportunidad bastante golosa, siquiera para saber si ha habido pespuntes en la historia de estos tres últimos años que pasaron por japoneses siendo ingleses de pura cepa. Aquí, usar la misma UP en el futuro STR13 (2018) que en el MCL32 (2017), sin duda ayudará a despejar numerosas dudas y a repartir mejor las responsabilidades» [¡Bienvenido, sr. Tanabe!].

¡Bah! ¡Venga, va! Un último enlace y lo dejamos, que esto de autocitarme siempre me ha parecido un soberano coñazo.

A finales de enero conocíamos por qué Hinwil había rechazado mantener su preacuerdo con Sakura [Sauber rompió con Honda por miedo a McLaren], lo que nos llevaría a otros enlaces que hoy no voy a replicar, y a un contexto diferente al que nos han vendido, en el que Honda tiene que tener unas ganas de hacer morder el polvo a tanto idiota como ha nacido, que ni os cuento.

Obviamente ésta es la parte de la historia que me interesa. Estamos en 2018, las páginas de su libro permanecen en blanco, o casi, y tenemos por un lado a un fabricante encabronado por la cantidad de patadas en la espinilla que le han propinado en su alianza con McLaren, y por otro, una afición que cree a pie juntillas que todo lo que sale publicado en las Biblias de Gran Bretaña es verdad de la buena.

¡Aquí hay tema. Pero tema, tema...!, que diría Enrique Pastor, el de la serie La que se avecina, así que dejémoslo en que os deis la ducha que os recomendaba al inicio de este texto, y ya tranquilitos, os surtáis de una copita de espiritoso y algo de tabaco o dulces, sin abusar, claro, y aceptéis que os la metieron doblada el año pasado y los anteriores —la cosa duele, pero acabará pasando con poquito ibuprofeno—, y penséis ahora en que Toro Rosso y Honda carecen de antecedentes. Que son una entente nacida de la nada, sin prólogos innecesarios ni augurios; sin la intervención de traductores que nos han trasladado un mensaje profundamente racista, en el cual, el hombre blanco ha hecho de bueno y el amarillo era raro de cojones y ni entendía ni se dejaba entender...

¿Está bien lo que ha hecho Toro Rosso con su propulsorcito Honda en esta primera semana de pretemporada, o vamos a castigar y hacer bullying al hijo por los pecados de Ron Dennis?

Yo que vosotros me los pensaría dos veces antes de abrir la boca o tocar con los dedos el teclado. Faenza y Sakura funcionan como no pasaba con Woking, y a los hechos me remito. Lo otro es necesidad de ducha fría aunque sea febrero.

Os leo.