Lo prometido es deuda, y aunque sea más media tarde que mañana, como mencionaba hace unas horas [El 13 que viene] vamos a echar el ratito tratando de disipar algunas dudas al respecto de algo que trae a mal andar a muchos aficionados, sobre todo a los que han llegado a esto de manera reciente, pues de los otros ya se ocupa nuestra abundante curia experta.
Ha chocado que algunos equipos se hayan limitado a retocar las líneas maestras y volúmenes de sus vehículos del año pasado a la hora de diseñar los monoplazas del campeonato 2018 y, en consecuencia, se considera que o bien no han arriesgado lo suficiente, o bien se han estancado o incluso que han retrocedido en sus aspiraciones, y lo primero que hay que recordar aquí es que el reglamento actual es el mismo de la temporada 2017, y que salvo por la eliminación de la aleta de tiburón y la incorporación del Halo, prácticamente todo sigue igual.
Este punto tiene su miga. La Fórmula 1 consiste en un paquete de reglas que está vigente durante un determinado número de temporadas, que define una etapa que es diferente de la anterior y la siguiente porque supone una receta distinta con el mismo objetivo: disputar carreras de alta velocidad en circuitos, que es lo que no cambia nunca.
Esta receta dispone de ingredientes, como en cocina, y la FIA y los equipos, y el FOM (antes Bernie, ahora Liberty Media), apalabran cada cierto tiempo cambiar sus cantidades o repercusión para seguir sorprendiendo al consumidor del espectáculo: el aficionado.
Estos ingredientes son variados, pero por no enredarnos vamos a dejarlo en que básicamente atienden a dos áreas diferenciadas. Por un lado tenemos la parte mecánica (unidades de potencia en la actualidad y chasis), y por otro la parte aerodinámica (alerones, fondo plano y carrocería, etcétera), y según sea la importancia que se haya dado a cada una de ellas, o a las dos a la vez, tendremos una receta concreta, una Fórmula 1 específica.
Esta receta dispone de ingredientes, como en cocina, y la FIA y los equipos, y el FOM (antes Bernie, ahora Liberty Media), apalabran cada cierto tiempo cambiar sus cantidades o repercusión para seguir sorprendiendo al consumidor del espectáculo: el aficionado.
Estos ingredientes son variados, pero por no enredarnos vamos a dejarlo en que básicamente atienden a dos áreas diferenciadas. Por un lado tenemos la parte mecánica (unidades de potencia en la actualidad y chasis), y por otro la parte aerodinámica (alerones, fondo plano y carrocería, etcétera), y según sea la importancia que se haya dado a cada una de ellas, o a las dos a la vez, tendremos una receta concreta, una Fórmula 1 específica.
No es cuestión de hacer historia, pero sí vamos a recordar que la antepenúltima receta que hemos probado se aplicó en 2009 y duró hasta finales de 2013. Buscaba un mayor espectáculo y adelantamientos que la anterior y trajo consigo una reducción de la aerodinámica dando más interés a la parte mecánica. En 2014 se cambió de escenario: se limitaba más aún la aerodinámica con la aparición de los morros bajos y se daba más importancia todavía a la parte mecánica con la aparición de las modernas unidades de potencia híbrida. Duró hasta finales de 2016, tres temporadas completas.
La última receta todavía se está aplicando...
Se implementó en 2017 y se prevé que aguante hasta el final de la campaña 2020, de forma que todos sus ingredientes siguen estando en 2018 en el mismo sitio y en las mismas cantidades que el año pasado: ruedas más anchas, mayor importancia de la aerodinámica del vehículo, nuevas medidas generales con nuevos tamaños y posiciones de los alerones, morros apuntando al suelo e idénticas o parecidas unidades de potencia que en el periodo previo (2014 a 2016), de manera que salvo por la aleta y el Halo que comentábamos unos párrafos atrás, lo normal es que los coches de este año se parezcan bastante —bueno, mucho— a los de 2017 salvo en la decoración y algunos matices.
Force India apenas ha variado su planteamiento de monoplaza, así que casi como que no cuenta. Haas, Renault, Williams, incluso Ferrari y Mercedes AMG, han presentado modelos muy consecuentes con los vistos hace pocos meses y obviamente se parecen a ellos. Sauber tenía necesidad de cambiar mucho porque lleva mejor unidad de potencia y el C37 se diferencia más del C36. A Toro Rosso se le nota que ahora lleva un propulsor Honda en vez de Renault, y a McLaren se le nota todavía más que incorpora un producto de la gala en el interior del MCL33. Por contra, Red Bull ha arriesgado y el RB14 es distinto al RB13...
Terminamos. En esencia, parecerse al coche de la temporada pasada ni es bueno ni malo, y en realidad significa relativamente poco si nos encontramos dentro de un mismo periodo, a la sombra de una misma receta, dentro de una misma Fórmula 1, ya que la pista nos dirá quién ha acertado y quién se ha equivocado en su planteamiento, porque en esto es un juez implacable.
Os leo.
Terminamos. En esencia, parecerse al coche de la temporada pasada ni es bueno ni malo, y en realidad significa relativamente poco si nos encontramos dentro de un mismo periodo, a la sombra de una misma receta, dentro de una misma Fórmula 1, ya que la pista nos dirá quién ha acertado y quién se ha equivocado en su planteamiento, porque en esto es un juez implacable.
Os leo.
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