miércoles, 21 de marzo de 2018

El hombre en el alambre


Intento ser como los demás, lo prometo, pero os juro que no me sale. Me confieso, hago acto de contrición, pero es abandonar el confesonario y volver a las andadas. Total, que hay quien escribe una vez unas líneas sobre lo que supone ser alonsista y es alonsista para toda la vida y, además, bueno, buen alonsista quiero decir, no como los piojosos que no sabemos ni por dónde sale el sol y se nos notan los costurones negros en cuanto nos ponemos al teclado.

Escribo mucho y por lo que se ve, en el pecado llevo la penitencia porque a mí no me vale esta cuadratura del círculo. Me declaro fan de Lewis Hamilton, por ejemplo, pero como critico al británico de vez en cuando y explico sus abundantes trucos otras muchas veces, pues no soy fan de Hamilton sino que le odio y me disfrazo de oveja para maltratarlo con mayor comodidad y tal. 

También he declarado una y mil veces que soy tifoso. Incluso he contado que me hice tifoso un poco sin darme cuenta de lo que hacía, que es como suelen ocurrir estas cosas, pero tampoco hay tu tía: como suelo zurrar a la italiana cuando hace algo que no me convence y llevo lo de Vettel de aquella manera, pues como tifoso se me pone en cuarentena, se me mira con recelo o directamente se reniega de mí como si fuese un apestado...

Y el caso es que he sentido hoy unas ganas tremendas de pecar hablando de la mítica, aunque en mi descargo diré que es un acto de pura y legítima defensa ya que con lo guapo que estaba calladito, don Sergio Marchionne ha tenido la ocurrencia de soltar que el SF71-H puede ser ganador al 51%...

Sí, sé lo que estáis pensando: para articular esta frase no hacen falta muchos estudios. Pero qué queréis, el patrón es el patrón y donde manda capitán no manda marinero, que dicen, así que toca asimilar que Marchionne ha preferido pasarle el muerto de lo que suceda este año a la tropa que defenderá los colores de Maranello durante el campeonato, mientras él continúa echándole pulsos a Liberty Media y haciendo amigos.

Tampoco es nuevo ni debería sorprendernos. El del jersey viene un día de enero y te dice que «el nuevo Ferrari será un monstruo o una basura», y sin temblarle un párpado, prácticamente dos meses después, cuando realmente hace falta apoyar al equipo, te sale con lo de que «puede ser ganador al 51%...»

Marchionne es así y sospecho que es tarde para cambiarlo, ahora bien, el que tiene que estar pasándolo fenomenal es Maurizio Arrivabene, pobrecito. Que el jefe te recuerde que caminas sobre un alambre y tienes un 49% de posibilidades de dar con tus huesos en el fondo del precipicio siempre supone una buena noticia porque, oye, al menos sigues vivo para disfrutar de tanta confianza como ha destilado el de Chieti por su boquita.

Y nada más, os leo.

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